12- Claire - Un respiro de tranquilidad

158 30 4
                                    

Un respiro de tranquilidad

Lina: —¿Qué le sucede a Kyrre? Ahora le hablé en la mañana, y solamente me dijo que no tenía ánimos de charlas y me colgó. Posiblemente si lo hubiese tenido de frente lo agarraba del cuello.

Sé muy bien porqué Kyrre no quiere hablar con nadie: se siente mal por haberme descubierto en mis malas movidas con respecto al alcohol.

Claire: —Creo que está estresado por la universidad y las prácticas en el hospital... Por eso actúa así.

Lina: —Sí, bueno, no lo juzgo por eso.

Escuché que alguien tocó la puerta, así que le dije a Lina que me esperara porque iría a abrirla.

—Niña, Claire, ya le he dicho que yo soy la encargada de abrir la puerta —dijo la señora Haylee con voz tímida. Ella ha trabajado en esta casa desde que los gemelos nacieron.

—Y yo ya le he dicho que puedo abrirla también. Vaya a descansar un rato, que yo me encargo de esto —le sonreí amablemente.

—Iré a lavar los trastes entonces.

Ay Señor, la señora Haylee no se puede estar un momento quieta.

Al abrir la puerta me fijé en que se trataba de un señor (no tan mayor) que estaba de espaldas, pero también me fijé en que había dos camionetas negras con vidrios polarizados.

Modo: suspenso on.

—Diga —murmuré por lo bajo, realmente me dio un poco de miedo todo.

Hablaba por teléfono, pero cuando colgó, se dio la vuelta y me sonrió, al igual que procedió a quitarse las gafas.

—Hola, es un placer —me estrechó su mano y la tomé, un poco desconfiada, pero tampoco iba a ser maleducada.

Me parecía conocido. Demasiado conocido. Pero más por sus ojos color verde, porque yo sé que los he visto en algún lado.

El señor me miraba extrañado. Como quien esperaba a que reaccionara diferente o algo por el estilo. Pero yo ni tan siquiera le podía decir nada por estar trate y trate de adivinar quién podía ser, y por tal razón fue que, aclarando su garganta volvió a hablar:

—¿Eres Claire? 

¿Cómo carajos sabe mi nombre? —el miedo apoderándose de mí —.

De que está bueno, está buenísimo, pero da miedooo el papasito.

Conciencia, deja tus calenturas para otro día.

—Sí —asentí lentamente, todavía dudando de cómo sabía eso, si a mí casi nadie me conoce acá en este gran lugar.

—Menos mal —respiró aliviado —, he estado perdido desde hace media hora —rio —. Soy Gideon Holt.

Gideon Holt... Es Gideon...

Un momento:

¿Es el actor? 

¡Sí! 

Pero...

¡¿Qué?!

¿Es el hermano de Dylan?

Oh, sí... ¡¿QUÉÉÉ?!

—¿Qué? —reaccioné impresionada, por lo que di un brinquito al percatarme de que eso sonó muy mal.

—Sé el por qué reaccionas así —me sonrió cálidamente —Pero estoy aquí para que me hagas un favor, uno muy grande.

Me quedo contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora