11- Dylan - La pianista y la noticia del siglo

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La pianista y la noticia del siglo

Acompañé a Source a una de las escuelas de bellas artes, bastante famosa de por acá, junto a mis sobrinos, Jacob y Phoebe; por la demás marumbada de gente no pregunten, porque se quedaron apostando hasta su vida en el casino del hotel.

Era un lugar bastante grande y lujoso, de verdad que me había impactado tanto desde que entré, porque ver instrumentos, pero, sobre todo, pianos por todos lados, me hacen sentir… feliz.

—¿Qué tanto hiciste ayer en la noche?

Una mujer con un cabello bastante rizado apareció de la nada con un niño, parecía que lo iba regañando hasta por existir al pobre, porque iba muy enojada.

—No podía dormir, porque un mosquito me llegó a zumbar al oído casi a las 12 —le respondió el pequeñín.

Eso del mosquito me había dado risa; recuerdo que Claire me llamaba así por nunca dejarla de molestar.

¡Vaya! Era la primera vez que algo así no me molestaba, al contrario, me sentí bien al pensar en ese apodo.

—Buenos días, bienvenidos —nos dijo la recepcionista.

Source se quedó hablando con ella sobre uno que otro negocio, y los demás fuimos a ver qué más tenía este glorioso lugar.

Mientras iba caminando, escuché el sonido de un piano cerca de donde me encontraba. Sonaba tan bien, que quise saber de quién provenía semejante talento, por lo que me alejé de mis amigos para buscar la melodía.

Al llegar a una habitación, vi a una mujer de cabello corto, quien se encontraba concentrada moviendo sus dedos a toda velocidad sobre el instrumento.

Era maravillosa tocándolo.

Al momento que paró, se giró hacia la ventana y se quedó de manera pensativa y seria viendo hacia el exterior, hasta que volvió a girarse y nuestra mirada chocó, por lo que se asustó ante mi presencia.

—Disculpa, no quería incomodarte —le dije y procedí a retirarme del lugar.

—Aguarda —me giré de nuevo para verla —. Pasa, creo que a ti ya te he visto por alguna parte.

—Supongo que en la televisión o en cualquier medio —me reí.

—Seguro —sonrió —, eres Dylan Harper, ¿verdad?

—Correcto.

—Es un placer —me extendió su mano —, mi nombre es Kelly Wright.

Kelly es linda, no puedo negar eso, pero evité a toda costa ver más sobre ella, claro.

—Bueno, me voy… Y, por cierto, felicidades por tocar el piano de esa forma, en verdad que tienes un talento enorme.

—¡Oh! Te lo agradezco mucho —se acercó de nuevo al piano —. Antes de irte, ¿te quieres sentar? —palpó con su mano uno de los asientos.

Lo pensé durante unos minutos y luego accedí.

—Para mí esto es lo mejor, y tal vez, lo único bueno que puedo hacer —rio a medias —. Una persona que quiero mucho me lo dice a cada rato.

—Pues, no es por nada, pero creo que si te quiere igual, no tiene derecho en decirte que es lo único que saber hacer, en serio.

—Bueno, a veces uno tiene que aguantar cierto tipo de desprecio… —suspiró —. ¿Tú puedes tocar?

¡A la madre! No quería llegar a responder esa pregunta, porque simplemente sé que no podría, o no tan explícita.

—Sí, desde que nací se podría decir —me crucé de brazos.

Me quedo contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora