28- Claire - En un parque te encontré, otra vez

209 31 10
                                    

En un parque te encontré, otra vez

Seguía viendo a la muchacha con mi ceño fruncido y demasiado confusa, en serio que no sé qué carajos pensar o cómo actuar ante esto, ya que ni tan siquiera sé si todo lo que dice sea verdad o esté mintiendo.

—¿Y bien? —volvió a hablar, aún temblando —. ¿Dónde está mi hija? Traemela… ¡Rápido pues! —me gritó con una desesperación imposible de describir.

—Bien, tranquila. Mira yo no sé quién seas tú, pero de lo único que estoy completamente segura es que no te voy a entregar a nadie, ¿estamos?

—Claro que no estamos, muñeca —camino hacia mí —. Quítate que voy a entrar yo misma por ella.

—¡Ah no! ¡Eso sí qué no! —la detuve.

—¡Qué te apartes! —me quiso apartar jaloneándome del brazo y entonces me arañó.

—¡Ah! —me quejé —. ¿Qué te pasa? ¿Quién te crees tú para venir a atacarme en mi propia casa?

—Soy la mamá de North, así que creo que también tengo un título en esta tu casa.

—Eso no es verdad… Ni tan siquiera sé quién eres o de dónde has salido.

—Eso no te importa —sacó una botella mediana de tequila de un pequeño morral y eso me hizo transpirar muchas veces —. ¡Dame a mi hija! —tembló al abrir la botella y se echó un trajo.

—Podemos hablar normales, pero guarda eso —casi le supliqué, y es que desde que pasó lo del accidente de Kyrre he estado luchando para que la tentación no me gané y beber para olvidarme de toda esta tormenta.

—¡No quiero hacerlo! —la sacudió cerca de mi cara y sonrió de lado cuando yo me eché hacia atrás —. ¿Qué te pasa? ¿Te da miedo la botellita? —volvió a sacudirla —. ¿No te gusta? ¿Quisieras un po...?

—¡Ya estuvo bueno! —la callé, sintiendo mis manos temblar.

—¡Esto termina hasta que me des a mi hija! —enfureció de nuevo.

—¿Qué pasa acá? —mi mamá se colocó a mi lado —... ¡Oh por Dios! Claire, ¿qué te pasó en el brazo? —gritó impactada al verme el brazo.

—Ella me rasguñó.

—¿Y quién eres tú? —mi mamá la vio con sus ojos entrecerrados.

—Yo… —comenzó a temblar —... Yo soy… Soy… —empezó a toser —. Eh...

—¿Estás bien? —me quise acercar a ella, pero retrocedió con mucho miedo y trató de atacarme otra vez —. ¡Oye! Tranquila, no te voy a hacer nada.

—Claro que quieres hacerme daño... Como todos —suspiró pesadamente.

—¿Necesitas ayuda?

—¡No, carajo! —me miró —. ¡Solo quiero que me des lo que vine a buscar!

Dios, se refiere a North como si fuera un objeto o algo cualquiera menos una niña.

—Señorita, si no tiene nada que hacer acá, por favor, retírese ya —le dijo mamá.

—¡Es que yo de aquí no me voy sin mi hija!

—¿Qué? —le preguntó mi mamá en un aludido.

Miré hacia adelante y me di cuenta de que Genevieve acababa de bajarse de una camioneta negra, por lo que se acercó lenta y cautelosamente hacia la casa.

—Pues sí, señora, como lo escucho. He venido acá por una única razón y es porque necesito que me regresen a North, la razón... —respiró agitadamente —..., es que es mi hija. ¡¿Necesita que lo repita como por quinta vez ya o qué?!

Me quedo contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora