Capítulo 6

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Monstruos

A unos metros detrás de mí había una chica. Se la veía deslumbrante a la luz de la farola. Su cabello era castaño y lo llevaba muy corto y en piquitos; parecía una hada. Vestía una falda corta y una chaqueta negra de piel que le llegaba hasta las pantorrillas. El viento la hizo ondear de repente y me recordó a una estrella de alguna película de acción; era como si hubiera salido de Matrix.

Sin embargo, lo que más llamó mi atención fue el hecho de que andaba descalza. Se me quedó mirando y me dio la impresión de que esperaba que yo dijera algo.

—Mmm, de acuerdo, me parece que es hora de volver a casa —anuncié.

—Seo Felix, creo que deberías venir con nosotros —dijo con una sonrisa maliciosa.

—¿Nosotros? —pregunté, pero en ese momento me di cuenta de que se refería a quien estaba detrás de mí. No tenía idea de dónde había salido aquel hombre, pero de repente percibí su presencia. Miré por encima del hombro y noté que un hombre alto de cabello oscuro y brillante, peinado hacia atrás, me observaba. Llevaba una chaqueta igual a la de la chica y me pareció que era genial que sus vestimentas combinaran, como si se tratara de un dúo de superhéroes.

Cuando el hombre me sonrió, supe que me encontraba en apuros.

—Sois muy amables al invitarme, pero vivo a tres casas de aquí. —Señalé el lugar como si no supiera perfectamente que ellos ya estaban al tanto de dónde vivía—. Sí, creo que lo mejor será que vuelva antes de que mi hermano empiece a preocuparse.

—Deberías haberlo pensado antes de salir —sugirió el tipo a mi espalda.

Me planteé dar un paso para alejarme de él, pero pensé que con ello sólo conseguiría darle un motivo para que se abalanzara sobre mí. Tal vez podría enfrentarme a la chica pero, a él, no estaba seguro: era unos treinta centímetros más alto que yo.

—¿Sois rastreadores? —pregunté. Había algo en la forma en que me miraban que me hizo recordar a Christopher, especialmente a las primeras veces que lo vi.

—Eres rápido, ¿verdad? —La chica sonrió más y aquello no me gustó lo más mínimo. Tal vez fueran rastreadores, pero no eran del mismo tipo que Christopher. Quizá fueran cazadores de recompensas, secuestradores o tan sólo gente a la que le encantaba cortar a jovenes en pedacitos y luego tirarlos a una zanja. El miedo se apoderó de mí, pero traté de que no se notara.

—Vaya, pues ha sido un placer, pero tengo que prepararme para asistir a la escuela. Mañana tengo un examen importante y cosas así. —Había levantado el pie para dar el primer paso que me permitiera alejarme de ellos, pero el tipo me sujetó con fuerza del brazo.

—No le hagas daño —ordenó la chica, abriendo bien los ojos—. Se supone que no debemos lastimarlo.

—Sí, tranquila. —Traté de zafarme, pero se negaba a dejarme ir. Ya había decidido que no iría a donde querían llevarme, y teniendo en cuenta que tenían instrucciones de no dañarme, supuse que aquello me daba algo de ventaja. Sólo tenía que pasar frente a unas cuantas casas antes de llegar a la mía, y Changbin siempre ocultaba una pistola bajo su cama. Le di un codazo al tipo en el estómago con toda la fuerza que pude, y él tosió y se inclinó un poco, pero no me soltó. Le di una patada en la espinilla y le mordí la mano con que me tenía aprisionada. El tipo aulló de dolor, pero de pronto la chica estuvo ya frente a mí. Cuando logré zafarme de él, ella trató de sujetarme, por lo que tuve que pegarle. Se movió a tiempo y terminé golpeándola con el puño cerrado en el hombro.

Perdí el equilibrio y el hombre me agarró de la cintura. Grité y pataleé lo más que pude y al parecer lo saqué de quicio porque terminó dejándome caer al suelo.

1.Travesía - ChanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora