—Tengo que contarte algo. —Las manos de Kendall temblaban por los nervios. Llevaba meses postergando el momento, temiendo la reacción de su mejor amiga, pero ya no podía seguir haciéndolo —. Tengo novio.
Lilith soltó el aire que sin darse cuenta estaba conteniendo. Por el comportamiento de su amiga había esperado una noticia terrible.
—Eso es genial —Abrazó a la aún temblorosa Kendall —. ¿Cómo se llama? ¿Lo conozco? ¿Vive en Manchester? —bombardeó.
—John. No. Sí. —Lilith no entendía los monosílabos de Kendall. Su amiga solía ser una cotorra. Y más cuando de ligues se trataba.
Agarró su rostro para poder ver mejor esos iris marrones que tantas veces le decían más que las propias palabras.
—¿Va todo bien? ¿Te trata bien? ¿Quieres seguir con ese novio? —Se estaba preparando para partir piernas si alguna de las respuestas de Kendall era negativa.
—Si. Lo adoro, y él a mí. Llevamos juntos un año —pronunció Kendall a media voz.
—¡Un año! —No pudo evitar gritar Lilith —. Y yo no sabía nada —Se sintió dolida. Traicionada por una persona que pensó que nunca podría fallarle.
Siempre se habían contado todo. Desde el más mínimo e insignificante detalle hasta las situaciones más trascendentales.
El día que Kendall perdió la virginidad se encerró en el baño para llamar a Lilith y pedirle consejo antes de cometer ningún error irreparable.
Kendall acompañó a Lilith a su primera cita y se pasó más de una hora fingiendo leer en el banco de al lado, hasta que Lilith le dijo que todo estaba bien y podía marcharse.
Era consciente de que habían crecido y con la edad adulta las cosas cambian. Hacía mucho que ninguna llamaba a la otra antes de acostarse con un chico, pero sí al día siguiente. Se contaban lo importante. O eso creía Lilith.
—Quería contártelo. De verdad. —Trataba de justificarse Kendall.
Llevaba un año buscando la forma adecuada de contarlo, pero mientras más tiempo pasaba más complicado era y más le preocupaba la reacción de su amiga, por lo que seguía retrasando y acabó metida en un círculo vicioso del que no encontraba la forma de salir.
—¿Y por qué no lo hiciste? —La cara de Lilith estaba adquiriendo una tonalidad más roja que su pelo. Kendall siempre lo llamaba el modo fuego.
—Porque no quería verte como estás ahora.
—Ken, no pongas excusas de mierda, sabes que yo siempre me he alegrado por ti y no me habría puesto así si no hubieras tardado un maldito año en decirme que tienes novio. Poco más y me entero cuando me presentes a tu primer hijo.
—John Stones. —Fue lo único que dijo. Era el momento de dejar de darle vueltas.
Kendall miró preocupada la palidez que había teñido la tez de su amiga, prefería el modo fuego al modo muerta en vida.
—Es broma. —Kendall negó con la cabeza —¿Pero cómo no me he enterado antes?. Literalmente mi trabajo es enterarme de estas cosas.
—Lo sé. Por eso no hemos hecho nada que pudiese atraer tu atención.
—¡Un año! ¡Un año! —Repitió Lilith incrédula —. ¿Y cómo lo conociste? Porque no es que precisamente tus círculos sean muy parecidos a los de esa gente.
—Cariño, trabajo en una empresa de publicidad y tenemos bastantes marcas de lujo como clientes. Conozco a famosos todo el tiempo.
—Ya. Y nunca habías decidido salir con ninguno de ellos. Pese a haber trabajado con modelos prácticamente irresistibles, ¿Cómo es posible que hayas decidido salir con este? Que encima no es precisamente...—Kendall le tapó la boca a su amiga.
—Porque te conozco, y te quiero más que a nadie. Te voy a dar la oportunidad de recordar que estás hablando de la persona a la que quiero y no decir lo que estabas a punto de decir —dijo Kendall de forma severa a su amiga.
—¿Por qué me lo cuentas ahora? —Lilith seguía sin asimilar la información que acababa de recibir.
—Por mi cumpleaños —Kendall había vuelto a las frases cortas. Si tenía miedo de contarle a su amiga quién era su novio, lo que venía ahora la aterraba.
—No puede venir. Es una fiesta familiar.
—Li, él ahora es parte de mi familia. Y no viene solo —Lilith cerró los ojos, rogando que el nombre que estaba apareciendo en su cabeza como un horrible presentimiento, no saliese por la boca de su amiga —. Viene con Jack.
—¿Y ese que es de la familia, el perro? —Se acababa de cumplir su peor pesadilla. De todos los futbolistas que habría detestado que apareciesen en el cumpleaños de su amiga, había pronunciado el nombre que más odiaba. La persona que motivó su trabajo y el que inició la animadversión que sentía hacia todo el gremio.
—No. —Lilith se limitó a abandonar el hogar de su amiga dando un portazo a su espalda.
Kendall permaneció sentada en su mullido sofá. Podría seguir a su amiga y tranquilizarla, sabía que al final lo conseguiría. Pero también la conocía lo suficiente para ser consciente de que lo que Lilith necesitaba en este momento era soledad, necesitaba desahogarse dando un paseo o corriendo por el parque. Por muy enfadada que estuviera ahora mismo con Kendall no dejaría que nada las separase y al día siguiente estaría en la casita adosada donde Kendall se había criado, lista para comerse las hamburguesas chamuscadas de su padre y apreciar los parterres de flores de su madre. Uno de los mejores recuerdos de la infancia de Kendall era cuando Lilith y su madre cruzaban la valla que separaba las dos casas y las cuatro juntas, madres e hijas, pasaban horas plantando y arreglando flores en el jardín.
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Demon |Jack Grealish | #PGP2024
FanfictionLilith dedica su vida a desenmascarar futbolistas. A demostrar que no son las personas que la gente idolatra. Sobre todo a uno de ellos, a Jack Grealish. Hasta que todo su mundo se vuelve patas arriba cuando su mejor amiga le presenta a su nuevo no...