De niños, los cuentos sobre criaturas mitológicas siempre nos motivan e inspiran en nuestro día a día, aunque en pocas ocasiones nuestras vidas nos guían en algún punto a "encontrar algo". Por ser humanos dejamos de lado la grandiosa habilidad de cr...
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Kid y Killer se reunieron en un restaurante de hamburguesas en un centro comercial que se encontraba en la isla, no era moderno como los de las grandes ciudades, era más pequeño y sin mucha tecnología, eso era lo que menos le importaba a la banda de Rock, que como un grupo de colegialas después del horario del instituto se iban de compras. Fueron a varias tiendas de ropa y calzado para comprar varios conjuntos nuevos e impresionar a sus fans con sus prendas.
— Con la mirada perdida y los ánimos por los suelos se quedó probándose botas con plataforma, ninguna fue de su agrado, nunca se había sentido de esa forma, la visión que tuvo a las orillas del mar le revolvió la mente, ni siquiera pudo ayudar a sus amigos a elegir la ropa para los próximos conciertos.
— Kid. — dio un golpecito en su coronilla. — No te pongas así, si te sientes mal, nos regresamos los dos juntos.
— No es eso, es que no me... — tomo una pausa, reflexiono sobre lo que estaba a punto de decirle, era obvia su respuesta. — Solo estoy abrumado, no estoy acostumbrado a estar en estos lugares, pero me gusta estar con ustedes.
— Awww que lindo, pero eso me preocupa, no sueles decirnos comentarios tan agradables. — Heat se acercó para pasarle una botella con agua.
— Vayamos a otro sitio, compramos todo lo necesario. — comentó Killer tomando todas sus bolsas con los logos de las marcas.
— Yo vendré luego por lo que necesito, quiero ir a una de esas saunas y probar ese baño en vino tinto. — el vocalista se incorporó de su asiento, aun estando de pie se descalzo las botas que le aumentaban 6 centímetros de altura, las dejo ahí arrumbadas junto al sillón y en compañía de sus amigos se retiró para disfrutar de sus vacaciones forzadas.
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De regreso a las aguas turquesas, un tritón nadaba a lo largo de toda la orilla, buscando al pelirrojo, realmente ya no sabía cómo quitarle la perla, era como si estuviese pegado a su piel.
