Capítulo VI

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♫ Promises ---- The Cranberries 

Trafalgar escaló hasta la cima de esa piedra, por unos segundos olvidó lo pesado que era su cuerpo completo fuera del agua, con solo la ayuda de sus manos subió por las irregularidades, poco a poco se fue revelando al dueño de la voz, Eustass Kid ...

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Trafalgar escaló hasta la cima de esa piedra, por unos segundos olvidó lo pesado que era su cuerpo completo fuera del agua, con solo la ayuda de sus manos subió por las irregularidades, poco a poco se fue revelando al dueño de la voz, Eustass Kid era quien tarareaba mientras sus manos rasgaban las cuerdas con sutileza; ¿unas manos tan robustas eran capaces de crear sonidos tan delicados?

Kid abrió los ojos viendo delante de él al tritón que tanto anhelaba ver, sin dejar de tocar la melodía le sonrió a Law, quien tenía una expresión crédula, conforme esa criatura se acomodaba para continuar escuchándolo, Eustass bajo el ritmo de la canción y la melodía.

— Me da gusto que hayas regresado, hola. — apoyo sus manos sobre la madera de la guitarra, los ojos de él le miraban con admiración, no había rastro de odio o recelo. Acercó su mano derecha al rostro del tritón solo para poder acariciarle.

— Law salió de ese trance, sacudió su cabeza de un lado al otro, salpicando de agua al humano delante de él, le detuvo la mano por la muñeca. — ¡No te di permiso de tocarme!

— aprovecho el agarre para estrechar su mano entre la suya. — Me tenías muy preocupado, ¿por qué desapareciste?

— No es asunto tuyo lo que yo haga o deje de hacer, además yo solo regrese para que me dieras mi comida. — con su otra mano hizo el intento por arrancar una vez más el collar del cuello de Kid, ya estaba cansado de armar planes para hacerse con lo que era suyo.

— ya conocía bien el objetivo de ese tritón, por lo que también le sujeto la otra mano, no forcejo mucho pues, aunque la musculatura en los brazos del tritón era evidente, le ganaba por mucho en fuerza. — Oye cálmate, no puede ser que siempre que nos encontremos tengas que ponerte agresivo.

— Tal vez si alguien dejase de apropiarse de cosas que no son suyas yo no tendría que actuar agresivamente, mucho realizar estos planes para recuperar mis objetos personales. — tiró su cuerpo hacia atrás solo para liberarse.

El guitarrista abrió sus manos, soltó al tritón provocando que este se fuese de espaldas al mar, confirmó eso al ver toda el agua salpicando, no pudo evitar reír.

— ¡Eso te pasa por maldoso! — gateó sobre la superficie húmeda para asomar su cabeza y ver al tritón tirado boca abajo.

— ¡Estúpido humano! — cómo pudo se sentó y sobo su pecho, por suerte no se enterró nada, aunque si estaba bastante molesto, cruzó sus brazos e inflo sus mejillas.

— Ya bajo contigo, dame unos segundos. — acomodó su guitarra sobre la tela de su sudadera para que no entrase en contacto directo con la piedra, unos instantes después bajo de la roca para sentarse a lado del tritón. — ¿Te enojaste?

— Cállate y déjame solo, no quiero hablarte. — se encogió de hombros sin romper su postura anterior o borrar el puchero de sus labios.

— Oh vamos, esto no se compara a lo que me hiciste tú, no te portes infantil. — posó su mano sobre el hombro mojado del tritón.

Las serenatas provocan tsunamisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora