Capítulo XIII

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A la mañana siguiente Kid amaneció con la mano derecha adormecida, apenas si podía mover los dedos, con la otra mano llamó a Killer para pedirle de favor que lo acompañase al hospital, sin decirle al resto de la banda

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A la mañana siguiente Kid amaneció con la mano derecha adormecida, apenas si podía mover los dedos, con la otra mano llamó a Killer para pedirle de favor que lo acompañase al hospital, sin decirle al resto de la banda.

Ahora se preocupaba más por esa extraña condición suya, pero no iba a quedarse ahí sentado a dar lastima a sus fans y a sus amigos, primero quería asegurarse de su padecimiento, los conciertos debían continuar.

Killer llegó por él en una camioneta que rentó para esa ocasión, tuvo que entrar con su llave, la imagen que se encontró fue a un Kid luchando para ponerse una camisa negra.

— ¿Necesitas ayuda Kid? — preguntó mientras cerraba la puerta detrás de él y caminaba hasta su amigo.

— No, yo puedo solo. — dijo entre dientes mientras batallaba para meter su brazo en el orificio de la camisa.

Killer suspiró, peino sus cabellos rubios hacia atrás, se amarro la cabellera en una coleta alta, el calor era sofocante en ese lugar, agarró el brazo de Kid para poder pasarlo por la manga de la camisa. — Listo, ya vámonos al médico.

— No Killer, vamos a ir al hospital directamente, ya estoy cansado de todos estos malestares, no quiero que me ocurra otra vez estando sobre el escenario.

— Te he dicho que si quieres podemos volver a cancelar la gira, la gente lo entenderá, el mánager también, esto no es normal y ya lo has aceptado. — le miró con cierta preocupación, era el más cercano y el único en él que confiaba. Si él no podía ayudarlo ¿quién lo haría?

Al estar en la sala de espera del Hospital, usando lentes de sol y gorras para tapar la mayor parte de sus cabelleras; el medico Marco los pasó a consulta.

— Bueno joven Kid, dígame desde cuando ha tenido estos malestares. — tomó una pluma y sobre la libreta apoyo la punta para poder empezar a escribir.

— Desde que un erizo de mar venenoso se pegó a mi brazo, eso hace como más de un mes y medio. — respondió Kid con la voz más serena que podía, odiaba estar sentado en esa camilla siento interrogado por el medico casi calvo.

— ¿Qué es lo que siente exactamente?

— Hormigueo en los brazos y piernas, en algunos momentos hasta la paralización total, llegué a quedarme ciego por unos días, el oftalmólogo dijo que fue por suciedad que me entro en los ojos y tuve un par de temblores en las manos.

— Entiendo, voy a hacerte unos cuantos análisis de sangre y unos rayos X, si me autoriza también quiero aplicar una resonancia magnética.

— ¿Es grave? — preguntó Killer levantándose de la silla mientras miraba a Kid quitarse de la camilla.

— No quiero dar un diagnóstico antes de tiempo, pero todo parece indicar que puede ser un problema de los músculos, aunque eso no explica la ceguera, tendré que hacerte varios análisis, permíteme ir a preguntar si los aparatos que necesito para hacerte los estudios están disponibles, fallan constantemente en estos últimos días. — dicho esto salió del consultorio dejando solos a esos jóvenes.

Las serenatas provocan tsunamisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora