En esta historia, Goku, o más bien Kakarotto, fue enviado a otro planeta al momento de la explosión del planeta Vegeta. El saiyajin crecería en un lugar muy violento y lleno de enemigos a los que vencer, pasando de ser un guerrero de clase baja a se...
La noche de la masacre provocada por Kakarotto Ozaru pasó con tranquilidad para este último. Sus heridas y el cansancio ya habían sido curados y gracias a su sangre saiyajin había aumentado sus poderes bastante, pasando de un poder de 980 a tener una fuerza de 1.220, superando las mil unidades, cosa que era para un saiyajin de clase baja era bastante. El guerrero de clase baja logró completar su plan, robando piezas de gran valor y utilidad en la base de avances tecnológicos del planeta para poder reparar su nave y mejorar su equipo actual, como su rastreador.
Kakarotto volvió a su guarida apenas consiguió lo que buscaba, escapando de las posibles autoridades restantes del planeta, con una alegría inmensa, pues había aniquilado a la élite más poderosa del planeta y ya no había nadie capaz de enfrentarlo en ese lugar. En su guarida lo primero que hizo fue festejar su triunfo con mucha carne de animales y con bebidas que evidentemente había robado.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Kakarotto: Jeje. Este día ha sido un éxito. Con la nave arreglada, podré por fin visitar ese planeta que mencionaron mis padres, "tierra" si no me equivoco. Si su nivel de poder promedio es tan bajo como parece, entonces será un buen lugar para instalarme. – dijo mientras terminaba de devorar un trozo de carne.
Así pasaron varias horas, que se convirtieron en 2 días en los que Kakarotto trabajó en su rastreador para poder mejorarlo. Su plan resultó ser el de mejorar su rastreador para poder analizar la nave y detectar sus fallas y las soluciones de esas fallas. El daño producto del disparo de la nave de Cooler estaba grabado en una gran quemadura a un costado de la capsula, pero por suerte su interior estaba intacto.
Kakarotto pasó una semana tratando de ir arreglando la maquina, pero había algo que le impedía estar totalmente cómodo trabajando en ello, y eso era su sangre saiyajin, ardiendo y pidiendo emoción, la adrenalina del combate o algo para poder distraerse.
Kakarotto: Cht. No puedo estar encerrado aquí siempre. Tal vez las cosas en la ciudad ya están en orden, los habitantes de este lugar son muy trabajadores.
El saiyajin dejó de trabajar en el arreglo de su nave para luego elevarse en el aire hasta volver a posicionarse en la cumbre de la montaña en la que siempre observaba las distintas ciudades del planeta.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
