La mujer pelirroja.

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Kakarotto poco a poco fue despertando, pero aún mantenía los ojos cerrados, tratando de diferenciar si ya había terminado su sueño o si por el contrario aún estaba inconsciente tras quedarse sin energías por el último Kame Hame Ha.
Lo primero que notó fue el ruido de las voces de los terrícolas hablando sobre si ya se había despertado, luego pudo sentir un calor de un fuego justo a su lado derecho.
Emitió un leve quejido que advirtió a los otros que apenas se estaba levantando. Como sintió su cola aplastada pudo asumir que llevaba durmiendo un buen tiempo, tal vez un par de horas.

Pocos minutos después, el saiyajin se fue sentando con algunas dificultades. Vio que Bulma, Milk y Krillin fueron a darle una mano. Aunque dio algunos quejidos, realmente no estaba demasiado herido.

Krillin: Ey, ¿cómo te sientes?‐ preguntó dándole una mano para levantarse.

Kakarotto: -Dah-..... ¿D-Donde estamos?

Bulma: Estamos en la aldea Jingle... por suerte alguien nos dejó quedarnos aquí.

Kakarotto levantó un poco la mirada, viendo que dentro de la casa estaban todos los miembros del grupo de los terrícolas junto a una mujer de cabello largo y rojo con ojos café, bastante bonita.
La mujer estaba muy expectante ante su despertar; tenía una escopeta en la mano y un gorro de invierno.

La mujer estaba muy expectante ante su despertar; tenía una escopeta en la mano y un gorro de invierno

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???: Ah, ya se despertó.

Kakarotto: ¿Y tu eres...?

Milk: Suno, ella nos deja quedarnos aquí. Vio como venciste a los hijos de Piccoro y no dudó en dejarnos pasar.

Suno: Sí, y no sabes como te lo agradezco, hace tiempo que nos acosan esos monstruos. Cymball llegó antes que ustedes y avisó que vendrían

Kakarotto: ¿Cymball?

Krillin: Es el más débil de los hijos de Piccoro, lo usan como rastreador.

Kakarotto: .... (Ya veo, la presencia que sentí debajo de esa nave era este insecto) -Cht- Gracias...

El saiyajin se quitó la sabana que lo tapaba, viendo que le habían quitado su armadura, posiblemente para que pudiese dormir más cómodo y por plena curiosidad (los extraterrestres eran cosa rara para los terrícolas).
El hijo de Bardock se puso de pie con un poco de cansancio, estirando sus brazos y tronando su cuello y hombros.

Kakarotto: Bien, creo que es momento de comenzar de una vez con este entrenamiento.

Las palabras de Kakarotto sorprendieron a todos los terrícolas, pues el saiyajin apenas se acababa de despertar y muy posiblemente sus energías estaban por el piso.
Claro, el no les iba a decir que tenía unas botellas con una bebida curativa, que iba a tomar en minutos próximos.

Krillin: ¿Disculpa?

Otra vez más actitud despreocupada y guerrera del saiyajin dejaba a los humanos sin palabras. Ten y Yamcha entraron a la casa con mucho frío y temblando justo a tiempo para ver la escena.

KAKAROTTO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora