Keith Kogane… ¿quién se suponía que era en realidad?
Después del día en el que oficialmente la vida de Keith se había convertido en un infierno sin previo aviso, esa fue una de las preguntas que más constantemente hacía eco en su oscurecida mente. Volviéndose cada vez más y más frecuente hasta llegar al punto en el que su propia existencia se tornaba aún más amarga conforme pasaba más tiempo sin poder responderla.
¿Quién se suponía que era él? Alguna vez había escuchado sobre la famosa crisis de los veinte, pero aquella abrazadora incertidumbre no lucía como una simple crisis facetica… era como la crisis que te atormenta cuando te rompes demasiado.
Según su viejo grupo de amigos, Keith solía ser aquél chico que cumplía el “rol” de rebelde que siempre se metía en problemas. Un chico lo suficientemente inteligente, amable y decente cuando nadie se metía con él como para ser simplemente etiquetado como un bravucón más, pero demasiado independiente, duro y desinteresado como para ser considerado un chico modelo.
Y demasiado limitante con sus cosas personales como para averiguarlo.
Y, a pesar de que Keith sabía la raíz del porqué sus “amigos” solían verlo de ese modo y le encontraba cierto sentido a su razonamiento, en realidad nunca se sintió como ese tipo de persona en el que lo encasillaban. Él jamás tuvo la intención de cumplir algún tipo de ridículo rol en el grupo de “amigos” que tenía en preparatoria, que más que considerarlos amigos, los consideraba compañeros; para él sus únicos amigos eran dos que conocía desde su niñez.
Keith sólo era… Keith. Hacía lo que quería hacer, lo que le parecía correcto, defendía sus propios ideales, jamás se doblegó ante algo que no deseaba incluso si eso significaba defenderse con uñas y dientes. Keith detestaba el control, él sólo deseaba ser libre siendo como más a gusto se sentía consigo mismo sin molestar a nadie. Sin embargo, la manera en la que Keith parecía querer vivir era incomprensible rodeado de las personas incorrectas con las mentalidades incorrectas que sólo lo reducían a un ser difícil, impredecible y duro.
¿Realmente Keith merecía ser reducido a sólo eso?
24 de Noviembre.
Un mes antes del accidente…Eran las 6:40 p.m. cuando la última campana sonó, indicando a los desafortunados estudiantes aún en turno que sería la última hora antes de cerrar las puertas de las instalaciones del plantel para reanudarlas el lunes.
El estridente chirrido de la pesada puerta con la placa que indicaba la sala de detención no tardó en hacerse presente, siendo únicamente opacado por las pisadas de los estudiantes molestos que recién acababan con su más reciente castigo. Estudiantes de preparatoria de diferentes semestres un tanto problemáticos de menor a mayor medida saliendo en montón congestionando la entrada, no valía la pena ser aplastado de ese modo.
Keith se quedó apoyado con los brazos cruzados contra la paleta de su pupitre permitiendo que saliera hasta el último estudiante desesperado, antes de contemplar finalmente abandonar el aula. En realidad no le interesaba mucho quedarse menos o más minutos, ya había perdido lo suficiente durante esa hora, no habría mucho cambio ahora.
El pelinegro notó como el profesor Morris lo observaba en silencio antes de sonreírle suavemente y salir del aula. En opinión personal de Keith, el profesor Morris era de los pocos profesores que realmente se había tomado el tiempo de conocer la razón por la que siempre era castigado, en lugar de dejarse llevar por los comentarios de algunos profesores mayores sobre su persona. Agradecía que hubiera al menos un profesor de su lado.
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El chico llamado LANCE - Klance AU
FanfictionHa pasado un año desde que los padres de Keith murieron. Shiro, su mejor amigo de infancia y de quien secretamente Keith está enamorado, en un intento desesperado y como última opción para sacarlo de su depresión lo invita a vivir a California junto...