Capítulo 2 -El secreto de Keith

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Era sábado por la mañana, casi todos los chicos se habían ido temprano a la Universidad, Hunk y Pidge tenían que salvar la materia que el profesor Zarkon impartía. Por otro lado, Shiro se había comprometido a dar apoyo en algunas clases complementarias a clases menores gracias a su buen promedio y Coran había ido a pagar los servicios y comprar los víveres que se necesitarían esa semana; eso dejaba como restantes a tres personas en aquella gran casa: Allura, Lance y Keith, quienes compartían "alegremente" la hora del almuerzo.

—Chicos, es enserio, ¿cuánto tiempo planean estarse viendo de esa manera?Allura suspiró al no obtener respuesta por parte de ambos, volviendo a llevar el pedazo de pan tostado a su boca con el ceño fruncido.

La joven Allura había intentado al comenzar el almuerzo hacer que Keith y Lance se dirigieran la palabra e hicieran las pases, pues desde el incidente la noche anterior en la habitación del mulato y la insistente acusación del pelinegro al decir que Lance era "un violador potencial", se habían tomado un extraño disgusto.
Ahora, sobre la mesa, ambos chicos comían con cautela, observándose mutuamente como si de cuidarse de algún depredador se tratara, pero disfrutando como se debía de un plato de cereal, un plato de cereal en el almuerzo.

—¡Es verdad! —La chica de cabello blanquecino soltó de la nada, provocando que ambos se exaltarán para mirarla con confusión después —Shiro me comentó que hoy irías a comprar algunos libros que te faltan para las clases del lunes, me dijo que si podía ayudarte sería increíble ¿necesitarás ayuda?
Pues... sí El azabache se llevó la mano hacia su barbilla pensativo. Había algunas cosas que Keith aún necesitaba y no había traído de casa o en su defecto, había planeado comprar al llegar a California—. Ademas de esos libros, también tengo que comprar algunas cosas de uso personal, pero no conozco la ciudad.

Allura esbozó una enorme sonrisa que Lance de inmediato identificó, podría no llevar tanto tiempo ahí como Shiro o Hunk, pero si el suficiente para saber cuándo corría peligro y ése era el momento. El joven moreno se levantó de la mesa recogiendo su plato, listo para escapar, pero cuando intentó cruzar la puerta de la cocina la chica lo sujetó con fuerza de la camisa evitando que huyera aún sin quitar su sonrisa, provocando profundo terror en el pequeño Lance.

Yo tengo unas cosas que hacer y no puedo ayudarte, pero Lance se la pasa de ocioso los sábados y él conoce muy bien la ciudad. Podrá guiarte en lo que te acostumbras, ¿verdad, Lance? —preguntó esto último con un tono dulcemente terrorífico para el moreno y el azabache presente, mientras que lo jalaba levemente hacia la mesa. Lance tragó saliva fuertemente antes de asentir varias veces seguidas aterrado, no planeaba hacerla enojar, no desde la última vez en la que había entrado a su habitación... Allura era peor que una madre enojada, era como una abuela encabronada. No gracias.

Por otro lado, Keith también había sido capaz de percibir aquella peligrosa aura que emanaba la dueña de la casa y a juzgar por la expresión de Lance, no iba atreverse a declinar su idea. Su instinto de sobrevivencia le decía a gritos que no negara nada por mucho que le disgustara ir con "el chico violador" por una ciudad que desconocía Eh... sí, me parece buena idea, sí.

—Pueden tomar la camioneta de la casa para que vayan, Lance —Allura lo soltó del agarre de la camisa para después levantarse recogiendo el plato y el vaso de vidrio que había utilizado —Yo no tardaré en irme, así que espero se diviertan chicos —dijo por último antes de irse hacia la cocina e encargarse de lavar los platos sucios como el horario marcaba. No podía evitar sentirse feliz y bien, no era verdad que tuviera algo que hacer pero, obligar a Lance a acompañar a Keith los obligaría a pasar tiempo juntos, conocerse y hablarse, así se llevarían bien y se contentarían después de lo de aquella noche, ¡Era el plan perfecto!, La chica comenzó a reír sin darse cuenta, sus planes siempre salían bien.

El chico llamado LANCE - Klance AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora