Capítulo 22 - Mi estrella

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"Antiguamente, los navegantes utilizaban las estrellas para guiarse a través del basto mar. Incluso los reyes magos habían utilizado la estrella de belén para llegar hasta su destino.

Las estrellas siempre han sido vistas como una guía, (errada muchas de las veces, quizá), entonces, ¿estaría mal pensar en una persona como una estrella? Una persona que siempre te ha intentado guiar hacia lo mejor, aunque algunas veces se equivoque. O una persona que sin importar las noches que pasen, sigue ahí, observándote e intentando iluminar de alguna manera tu oscuro cielo y camino. Alguien tan bello, noble y complejo, ¿no podría ser llamado estrella? Después de todo, nosotros también estamos hechos del mismo polvo estelar."


Cada vez que Keith cerraba los parpados, se encontraba con esa imagen de la cual había formado parte tan solo horas atrás. Era capaz de recordar y recrear con claridad cada detalle del rostro de Lance. Aquellos ojos azules tan bonitos totalmente oscurecidos y enrojecidos, y sus labios, esos que siempre se encontraban sonrientes, caídos. Sus cejas expresando miedo, vergüenza, decepción y sabrá dios cuantas cosas más; todo aquello iluminado por esas luces parpadeantes de colores, sosteniéndole la mano en medio de todo el humo artificial que había, del ruido excesivo perteneciente a la música y los cantos.

El pelinegro entreabrió los ojos, encontrándose automáticamente con sus manos extendidas sobre la barra de la cocina, apoyando el peso de su cuerpo encorvado. Suspiró, encaminando únicamente su mirada hasta el par de botellas que se encontraban a solo unos escasos milímetros de sus dedos, recordando con ello las claras instrucciones de Matt y el gran cuidado que éste tenía sobre Lance y Keith.

"Cuidado", una palabra que significaba más de lo que aparentaba. Los labios de Keith se curvaron suavemente, formando una irónica sonrisa en su rostro, ¿Él siquiera tenía la menor idea de lo que era cuidar de alguien? —Ven conmigo a Colorado... —siseó, repasando las palabras antes dichas a su mejor amigo.

Justo en el momento en el que Keith había hecho contacto visual con Lance en ese intento de antro, una desesperación casi dolorosa y la necesidad de protegerle de toda la mierda que le ocurría salió disparada de él, haciendo impulsivamente aquella petición. Pero, ¿realmente era lo correcto?, ¿era esa una manera de cuidar de Lance? Temía que eso solo terminara perjudicándole de algún modo. Pero quedarse estancado estaba mal, encerrarse en una burbuja era la peor cosa que podías hacer, había que romperla, había que cambiar algo... eso era lo que Lance le había enseñado.

Era hora de que Keith también le enseñara algo.


El pelinegro tomó el par de botellas sin dudar un momento más, subiendo por las escaleras, dirigiéndose al fondo del pasillo donde se encontraba el baño, no sin antes haber dejado el agua dentro de su habitación.

Lo primero con lo que se encontró al llegar al baño fue a Lance que se encontraba dentro de la bañera llena. El moreno simplemente estaba ahí inmóvil, pasando entre sus dedos el dije del collar que Keith le había regalado de cumpleaños, sentado con las piernas flexionadas permitiendo así que parte de sus muslos y rodillas se asomaran fuera del agua. Su espalda encorvada hacia que su pecho tocara parte de sus rodillas, apoyando la barbilla sobre sus brazos, en silencio y con la vista fija sobre sus dedos en movimiento.

—¿Te has lavado ya el cabello? —cuestionó Keith, intentando ocultar lo afectado que se encontraba al ver en ese estado al cubano. Sin embargo, no recibió respuesta alguna, por lo que el azabache caminó hasta donde se encontraba la bañera, notando el ligero temblor que había aparecido en el cuerpo del chico—, ¿estás bien? —Nuevamente sin respuesta.

El chico llamado LANCE - Klance AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora