Capítulo 6 - Nudos

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Nudos, al escuchar aquella palabra las personas inmediatamente piensan en una bola de cualquier material trenzado e imposible de arreglar. La gente solo se limita a pensar en los nudos con cuerdas, hilos, cables... pero nunca piensan en los nudos de las personas, aquellos nudos que se forman dentro de cada uno de nosotros que se tensa con cada instante, con cada paso que el segundo del reloj da. Un nudo que se tensa hasta que la persona no puede más y lo deshace, desesperadamente y sin medida.

La desgracia viene cuando esos nudos se mezclan con los nudos de alguien más. 


Lance se encontraba buscando entre las bolsas que habían dejado amontonadas los dichosos vasos que se supone Coran había bajado de la camioneta, pero podía casi asegurar que, si esos vasos estaban en la playa aún seguían en la camioneta, es más, ¡Apostaba su pierna buena a que definitivamente estaban ahí!

—Tendré que ir —El moreno suspiró, sabía que tenía razón así que sin perder más tiempo fue con Allura para que le diese las llaves de la camioneta, cuando las tuvo en su poder se dirigió hacia las escaleras que daban al estacionamiento.

No era mucho de quejarse sobre el movimiento, al menos no cuando estaba solo, pero ver la gran cantidad de escalones que había y teniendo en cuenta que el hambre comenzaba a obligar a que su estómago se auto devorara se dio prisa en subirlos. Necesitaba ir por esos vasos e ir directo al gran festín que su amigo había preparado, Lance realmente amaba la comida de Hunk después de la de su madre y abuela, claro. Era tanta el ansia que comenzó a saltear de dos en dos los escalones haciendo mayor esfuerzo, cabe aclarar que eran un poco anchos y eran bastantes. No hay que aclarar que aquella escalinata había sido el detonante a una terrible pulsada en su rodilla que lo hizo detenerse de inmediato unos cuantos escalones antes de llegar al estacionamiento.

—Mierda, mierda —susurró quejándose y llevando por acto de reflejo las manos hacia su rodilla derecha. Aquella maldita pulsada había sido suficiente para que incluso perdiera un poco de fuerza en su apoyo—. Así no puedo apostar mi otra pierna... —se dijo a sí mismo soltando una risa amarga y dolorosa mientras intentaba enderezar su postura y apoyarse.

El moreno era consciente que el único que estaba provocando que las pulsadas empeoraran era él mismo al forzar demás su pierna y por supuesto, dejando de ir al doctor. Pero realmente odiaba los hospitales, odiaba las terapias, la medicina, odiaba aceptar aquella derrota, porque él era Lance, maldita sea.
Después de unos segundos y con aquella frustración de ser incapaz de subir siquiera una maldita escalera llevó su mano derecha al barandal y lo apretó con fuerza al sentir ese terrible dolor al flexionar; intentó subir unos cuantos escalones más pero el dolor pudo más causando que perdiera el equilibrio en su caminar.

Pero no cayó.

—Deberías considerar ver al doctor —Shiro sostuvo la espalda de Lance con firmeza antes de que cayera por las escaleras y no lo soltó hasta que se aseguró de que el moreno se sentara en el último escalón de manera cuidadosa—, lo necesitas.

—Sabes perfectamente que odio ir al doctor —respondió casi en automático el moreno. Extendió la pierna lentamente soportando el dolor y solo dejando salir algunos quejidos mudos de su boca. El mayor entendía mientras lo miraba que eso era algo que realmente amargaba la existencia de Lance.

—Lo sé —Fue lo único que el mayor fue capaz de decir, era consciente que su amigo no cambiaría de opinión únicamente con palabras de apoyo. Era difícil —¿Qué haces aquí? —cuestionó mientras apoyaba el peso de su cuerpo hacia atrás con sus manos, sentado a su lado. Al menos distraerlo era algo que sí podía hacer.

El chico llamado LANCE - Klance AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora