Capítulo 11 - Autocontrol

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 "Uno de los mayores errores del ser humano es sacrificarse por la felicidad de un ser amado, eso implica dejar ir cosas que amas, estar dispuesto a sufrir cuantas veces sean necesarias y tener un autocontrol sobrenatural sobre ti mismo, ¿pero qué pasa si ese control que tanto te esfuerzas por mantener flaquea, aunque sea solo por un segundo? 
Por supuesto que te dolerá más que antes, porque has fallado a tu propósito y a ti mismo

¿Pero realmente vale sufrir tanto a algo que no te han pedido?
Podrías estar equivocandote. " 


Había transcurrido un mes y medio desde que Keith piso tierras californianas para reencontrarse con su amigo de la infancia y conocer nuevas personas que, inconscientemente, fueron llenando cada uno de los huecos que su corazón sufría. Y así, avanzando como la manecilla de un reloj, las cosas para él también comenzaban a verse de manera diferente gracias a la ayuda de alguien nuevo en su vida; con cada despertar el dolor se volvía más soportable haciendo su tristeza menor para transformarse en ganas más fuertes por avanzar.
Con el pasar de los días la relación con cada integrante de su nuevo hogar era cada vez más cercana, pero había dos personas con las cuales Keith se sentía más que solo cómodo: su amigo de la infancia del cual estaba enamorado y su compañero de habitación –y ahora mejor amigo- Lance.

Keith ya no era la misma persona que había entrado a esa casa por primera vez, en realidad nada lo era y eso era algo que él aún no sabía cómo interpretar.

—Déjame entender, ustedes dos han estado saliendo a citas que no son citas según tu porque "no homo", han dormido juntos en la misma habitación con tremenda tensión sexual, se han dicho cosas insinuantes... ¡Pero no han decidido cruzar la línea! —Lance se golpeó la frente contra el diario de bitácoras que se supone debía estar llenando mientras Keith limpiaba las mesas de la cafetería—. ¡Ustedes van a provocarme una embolia! —dijo apuntando hacia la dirección de su mejor amigo con la punta del bolígrafo.

—¿Enserio?, ¿no homo? ¡Claramente soy demasiado gay para esa frase, Lance! —Keith alzó las manos hacia el cielo con el trapo colgando de una de ellas, arrugando el entrecejo y observando a su amigo desplomado sobre el diario—. ¿Y cómo se supone que esto es una capacitación si estás chismorreando en lugar de terminar la bitácora?

Lance levantó la cabeza con una clara expresión de exasperación—. ¡Al menos un beso! —Keith revoleó los ojos con cara de "¿Es enserio?" siendo olímpicamente ignorado por el castaño. Se dirigió hasta la barra frente a Lance sentándose con la barbilla apoyada sobre la palma de su mano izquierda—. Debemos ser más extremos.

—Por dios —Keith dejó caer la cabeza sobre los brazos ahora cruzados que posaban sobre la barra, suspirando—. Solo quiero ir casa.

Cuando le comentó a Lance que se encontraba buscando un trabajo de medio tiempo para ganar unos cuantos ingresos extras fuera de la pensión de sus padres y aceptó trabajar con él porque necesitaban a alguien que lo apoyara en su turno no imaginaba que cada día sería muy parecido a este, con una nueva queja y drama del moreno. Aunque claro que tampoco iba a negar que solía ser divertido trabajar con su mejor amigo, era demasiado ocurrente y siempre encontraba algo con que hacerte reír fuese a propósito o no. Muy por encima del puesto de subgerente que Lance poseía capacitaba excelente –aunque Keith mintiera sobre ello- y era un increíble compañero de trabajo.
Escuchó como su amigo comenzó a hacer movimiento, pero no se inmutó. Había sido un día muy pesado y largo, estaba exhausto.

—Greñas —Lance agitó levemente su hombro provocando que Keith se despertara de golpe alzando la cabeza alterado, golpeando por accidente la frente del moreno obligándolo a retroceder por el dolor—. ¡Por dios!, ¿De qué estás hecho?, ¿de piedra?

El chico llamado LANCE - Klance AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora