El chico llamado LANCE - Klance AU

Capítulo 29 - Bashert

"Bashert no tiene un significado específico, pero lo más cercano a ello es "lo que tiene que ser". Una palabra en Yiddish que se utiliza para hablar de aquella persona que sabes que estaba destinada a ser tu alma gemela, el amor de tu vida. Esa persona que es tu destino.
Podría ser un poco cursi... pero viendo las circunstancias en las que nos metimos desde nuestro primer encuentro y el impacto en nuestras vidas, creo que lo más cercano a lo que te definiría en mi vida sería esto.

Ahora entiendo lo necesario que era conocerte y porque el universo se empeñó tanto en ponerte en mi camino."

Probablemente una de las cosas que Lance se llevaría a la tumba sería el pensamiento que cruzó su mente cuando supo el lugar de nacimiento de Keith. No era precisamente que su pensamiento fuese particularmente vergonzoso, en realidad, era porque aquello había existido en su mente incluso antes de haberse dado cuenta que se había enamorado de su compañero de habitación. Él pensaba que era interesante como el universo se las ingeniaba para dejar a dos seres completamente diferentes, tan cerca; una persona que venía de la calidez, que adoraba el sol, el alboroto y la energía encajando a la perfección como si de una pieza de rompecabezas en el espacio vacío de otra se tratase. De alguien acostumbrado al frío, al silencio y a la tranquilidad como Keith.

Algunas veces, cuando Lance se despertaba por las madrugadas y sus ojos encontraban la figura del pelinegro, consideraba que los dos eran incluso como el sol y la luna, o quizá como el mar y el cielo... podría ser también como el invierno y el verano. Cada una de esas cosas tenían su magia, su esencia, pero cuando se juntaban... El sol y la luna creaban un atardecer y un eclipse, el cielo y el mar se volvían un espejo estrellado y luminoso, el verano y el invierno eran conectados por la belleza del otoño. Estar junto a Keith se sentía como ser parte de esa dinámica en la que estando juntos se creaba algo único y hermoso entre ellos.

Eso asustaba mucho a Lance, porque sabía que esos pensamientos nacían de la admiración, del anhelo... del amor, y no se trataba de cualquier tipo de amor, era ese tipo de amor que se tatuaba en el alma. Le aterraba la idea de que un alma tan rota y complicada dañara a Keith... pero entonces descubrió que el alma de Keith estaba tan rota como la de él. Se dio cuenta que mientras él andaba por ahí entre la vida y las estrellas lidiando con su dolor, Keith se había quedado en la oscuridad y la profundidad de su propio espacio.

Y entonces... dejó de asustar tanto.

Y entonces... deseó volver y sentarse a su lado en medio de la oscuridad hasta que Keith quisiera nuevamente brillar.

Sin querer, Lance había un hecho un juramento silencioso con Keith ante el universo, en donde su alma jamás abandonaría la suya. Era por esa razón que sin importar el dónde, el cuándo ni el cómo, Lance siempre caminaría a su lado. Así que cuando Keith le pidió que lo acompañara a un lugar antes de volver a casa, ni siquiera dudó.

No importaba que su tío supiera lo suyo, ni el miedo que había sentido en su momento por crearse la peor imagen posible ante la familia de su novio (aunque en realidad cuando volvió a ver a Eddy éste lo abrazó y le dio la bienvenida), estaría con Keith. Después de tomar el auto del tío Eddy y que Keith le explicara la situación con la grúa y la aprobación en su familia casi por completo, les tomó aproximadamente cincuenta minutos, dos paquetes de galletas y la mitad de su playlist para llegar al lugar al que Keith le había guiado, esta vez sin ayuda de Google Maps.

Cuando ambos bajaron del auto, Lance silbó maravillado después de cerrar las puertas y girar sobre su propio eje mientras admiraba los enormes pinos que se encontraban a lo largo de toda la carretera y el lugar en general. El frío estaba bastante presente, pero a diferencia de la mañana y la noche anterior, parecía ceder un poco hasta la tolerancia de un cubano.