Es increíble como una persona puede quedarse impregnada en la piel, en la mente y el corazón de alguien más. Una persona que al principio fue un desconocido y que, de un momento a otro, se comienza a volver una gran parte de ti y de tu mundo; que cuando menos lo esperas, ese desconocido se convierte en algo indispensable, en amor. Y según sea su impacto sobre el corazón de alguien, puede ser tan fuerte para sanar hasta la herida más profunda y regresar hasta el alma más perdida.
Faltaban pocas horas para que el astro rey asomara sus hermosos rayos por toda la ciudad, iluminando de manera casi perfecta cada sección de California, desde su mar hasta las carreteras de las afueras; Pero antes de que ello sucediera le estaba otorgando un poco más de existencia a la oscuridad que aún teñía los cielos de la ciudad.
Y mientras la oscuridad mañanera aún estaba presente una alarma comenzó a sonar de forma estruendosa, despertando sin piedad a los dos jóvenes desvelados de aquella habitación.—¿¡Qué!?, ¿¡qué!? —Lance se encontraba boca abajo, posiblemente teniendo uno de los mejores sueños de su vida cuando el despertador de Keith lo regresó cruelmente a la realidad. Se estremeció gracias al irritante sonido -que se volvía diez mil veces más irritante gracias a su resaca- revolcándose para intentar salir de las sabanas que lo habían atrapado e intentar escapar, provocando únicamente que cayera al suelo en seco.
El estruendo de la caída del moreno había sido suficiente para despertar al pelinegro, ya que la alarma no había sido efectiva esta vez para él. Dejó salir un enorme bostezo, recargando el peso de su cuerpo sobre su brazo y observando al suelo, adormilado— ¿Qué?... —Se llevó su mano libre a la cara para tallar un poco sus ojos y ver mejor— ¿Qué rayos, Lance?
—¡Sólo apaga tu maldita alarma! —Lance se levantó del suelo aun peleando con las sabanas enredadas alrededor de su cintura y piernas, echando una mirada rápida hacia el reloj eléctrico sobre el escritorio que marcaban las cinco de la mañana.
—Por dios, deja el drama —Keith tomó su móvil para apagar la alarma y levantarse de la cama, estirándose un poco.
—"Por dios, deja el drama" —imitó el moreno con un tono de voz más chillón mientras se volvía a meter a la cama y cubrirse la cabeza con su propia almohada. No era como si Lance se despertara de mal humor todo el tiempo, aunque tampoco lo hacía exactamente feliz madrugar. El problema estaba en que sentía que los sonidos, por muy pequeños que fueran, eran como una bomba que le hacía desear arrancarse la cabeza; eso sin olvidar las terribles nauseas que llevaba encima, el mareo y un horrible dolor de cabeza <<Por favor Dios, ven y llévame a tus tierras. >> Demonios, incluso pensar le dolía.
Keith se rió en silencio –pero burlonamente- cuando escucho la terrible imitación que hacía Lance de él. Sabía perfectamente que ese estado de humor tan odioso estaba siendo provocado por una terrible resaca, estaba hasta el cielo de ebrio horas antes y esas eran las consecuencias más obvias.
El pelinegro continuó con su nueva rutina, tomó una pastilla para el dolor de cabeza por falta de sueño, se dio una ducha rápida después de que Allura terminara de usar el baño, verificó por última vez que la ruta que tomaría fuera la indicada ya que Shiro se había ido y tanto Pidge como Hunk aún continuaban dormidos como para guiarlo. Tomó sus cosas y miró a Lance, quién aún tenía problemas para conciliar el sueño.—Juro que si continúas haciendo ruido mi cerebro va terminar regado por todas las paredes de esta habitación y tú vas a limpiar, mi amigo —Su voz estaba tan ronca e irritada que por un momento el pelinegro consideró que ese era alguien diferente a Lance. Definitivamente el alcohol daba miedo en exceso.
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El chico llamado LANCE - Klance AU
FanfictionHa pasado un año desde que los padres de Keith murieron. Shiro, su mejor amigo de infancia y de quien secretamente Keith está enamorado, en un intento desesperado y como última opción para sacarlo de su depresión lo invita a vivir a California junto...