JoeNo podía dejar de pensar en la chica que había chocado conmigo en el parque. Su rostro, su risa nerviosa y la forma en que sus patines se enredan con mis pies se queda grabado en mi mente. No sé por qué, pero me resultaba familiar, como si la hubiera visto antes en algún lugar. Mientras trataba de identificarla, una voz me saca de mis pensamientos.
—Joe, estamos aquí— me dice Alice, levantando la mano para que la vea.
Me dirijo hacia el grupo, encontrándolos reunidos como siempre. Alice nunca se separa de Carlos. A menudo me pregunto qué pinto yo en este grupo. Ellos son tan extrovertidos y abiertos, mientras que yo soy el más reservado. A pesar de que trato de pasar desapercibido, sé que todo el instituto sabe quién soy por la compañía que tengo.
Cathy y Elise llegan poco después, y aprovecho la oportunidad para hablar con Carlos.
—¿Qué te ha pasado?— pregunta Carlos, con un tono de preocupación en la voz.
—¿Qué?— le contesto, sin estar seguro a qué se refiere.
—No sueles llegar tarde nunca— dice, levantando una ceja. —Y hoy llegaste un poco tarde, además de que tienes el pantalón manchado.
Miro mis rodillas y, efectivamente, están sucias. Me limpio las manchas y le miro.
—No me ha pasado nada importante— digo, intentando restarle importancia al incidente.
—Vamos, cuenta, soy tu mejor amigo. No me voy a reír si me dices que te has caído— dice Carlos, aguantando la risa.
—Está bien, viniendo por el parque me tropecé y me caí— admito. No quería mentirle, pero si le decía que había conocido a una chica, estaría muy pesado y no pararía de hacer preguntas sobre ella.
—Joder, no sabía que fueras tan torpe— dice Carlos, riéndose.
En ese momento, como suele ocurrir siempre que hablo con Carlos, alguien nos interrumpe.
—Hola Joe, ¿Qué tal estás?— dice Cathy, intentando llamar mi atención.
—Adiós, Cathy. ¿Cuántas veces te he dicho que no quiero nada contigo?— respondo, intentando ser firme pero también un poco cortante.
—Muchas— dice Cathy, bajando la cabeza con una expresión de tristeza. —Pero es por si algún día cambias de opinión.
—No voy a cambiar de opinión— digo, girándome y marchándome. No quiero ser cruel, pero no quiero dar falsas esperanzas.
—Tío, me voy. Mañana hay clase y tengo examen de matemáticas— le digo a Carlos mientras él finalmente separa sus labios de los de Alice.
—Tú y los exámenes— dice Carlos con una sonrisa divertida. —Siempre estás estresado por esas cosas. ¿No podrías relajarte un poco?
—No tío, sabes que no puedo— respondo, con una sonrisa forzada.
Mientras me alejo del grupo, mi mente vuelve a la chica del parque. ¿Quién era ella? ¿Por qué no puedo sacarla de mi cabeza? La curiosidad me está matando, y aunque trato de concentrarme en los estudios y en el próximo examen, no puedo evitar preguntarme si volveré a verla. ¿Será que el destino nos reunirá de nuevo? ¿O simplemente fue un encuentro fortuito del que no debo esperar nada más?
Al llegar a casa, me siento en mi escritorio con los libros de matemáticas abiertos frente a mí, pero mis pensamientos siguen vagando hacia el parque y la enigmática chica que conocí allí. Me doy cuenta de que no puedo dejar de pensar en ella y en la posibilidad de conocerla mejor. Quizás sea hora de dejar de preguntarme y descansar.
ESTÁS LEYENDO
¿POR QUÉ YO? // REESCRIBIENDO
Teen FictionSarah es una chica común, o al menos, eso es lo que ella cree. Joe, en cambio, es un chico que vive para la fiesta y no se preocupa por seguir las reglas. Todo cambia el día en que Joe se fija en ella. ¿Por qué ella? ¿Qué sucederá cuando dos almas t...