CAPÍTULO 11

205 17 1
                                    

No puedo creerlo, ahí está él, frente a mí, después de dos años de ausencia. Es la primera vez que lo veo desde que se fue de casa sin dar explicaciones.

—Cómo has crecido, ¿no? —dice mientras me envuelve en un abrazo que me toma por sorpresa.

—Es normal, han pasado dos años —respondo con frialdad, separándome de su abrazo rápidamente, sintiendo un cúmulo de emociones confusas.

—Está bien, te dejo disfrutar de la fiesta. Si quieres, luego te llevo a casa —dice, sin perder la compostura, mientras lleva mi vaso de vodka a su boca.

—No lo sé, te aviso ¿Vale?—le quito el vaso de las manos, pero no con enfado, sino más bien con un nudo en la garganta que no puedo descifrar.

Llevo tiempo queriendo verlo, pese a que él nos abandonó sin explicación. Después de todo, es mi hermano, y solíamos ser inseparables. Pero un día se fue y nuestros padres decidieron borrarlo de nuestras vidas sin darme razones. Ahora lo veo aquí, como si nada hubiera pasado, y la tensión entre nosotros es palpable. Me pierdo en mis pensamientos hasta que Lauren interrumpe.

—Llena mi vaso hasta arriba, por favor —me dice, balanceando su copa.

—¿Qué te pasa? —le pregunto, notando que está más nerviosa de lo habitual.

—Carlos, no se separa de mí —responde con una mezcla de frustración y ansiedad.

—¿Y cuál es el problema? Es muy guapo, disfruta la noche, síguele la corriente. A lo mejor te enamoras —bromeo y rio con eso último.

—Vale, pero llena el vaso —obedezco y la veo vaciarlo de un solo trago.

Salgo de la cocina en busca de Nicole, pero la fiesta ha crecido tanto que apenas reconozco a nadie. Estoy a punto de rendirme cuando alguien me toca el hombro.

—Hola —me susurra una voz que me sobresalta.

—¡Joe! Me has dado un susto de muerte —le reprocho, recuperando el aliento.

—Tranquila, solo quería saber cómo te fue en el examen —me dice, pero su aliento a alcohol es fuerte y su mirada vidriosa. No puedo juzgar, yo también estoy algo pasada de copas.

—Bien —respondo distraída, notando que Lauren sigue con Carlos, pero ahora algo en su interacción parece haber cambiado. Él la mira de una forma extraña.

—Ven conmigo —Joe me toma de la mano y me guía hacia la parte trasera de la casa.

Afuera, el jardín está desierto, iluminado solo por las luces de la piscina que refleja el cielo oscuro. Es un respiro del caos que hay adentro, pero no puedo evitar sentirme un poco incómoda.

—¿Por qué me has traído aquí? —le pregunto, desconcertada.

—Porque aquí podemos hablar tranquilamente —me dice, evitando mi mirada por un momento, como si estuviera reuniendo valor para decir algo importante.

—¿Y qué quieres decirme? —presiono, comenzando a impacientarme.

—Gracias —dice finalmente, pero no tiene tiempo de explicar porque Nicole aparece de repente, gritando y arrastrándome de vuelta hacia la casa.

—¡Nicole, qué pasa! —exclamo, sintiendo cómo el ambiente tranquilo del jardín se disuelve en el caos de nuevo.

—¡Siento interrumpir tu momento romántico, pero Lauren se ha metido en un lío! —chilla, casi sin aliento.

—¿Qué? —mi corazón da un vuelco mientras corremos hacia el salón.

Cuando llegamos, el salón es un desastre. Un círculo de personas rodea a Lauren y Alice, la novia de Carlos, que están a punto de matarse. Los gritos y empujones no cesan mientras intento abrirme paso entre la multitud.

—¡Alice, suéltala! —grito, desesperada por alcanzar a mi amiga.

—¿Y quién eres tú para decirme lo que debo hacer? —Alice me fulmina con la mirada, liberando a Lauren solo para acercarse amenazante hacia mí.

—¿Y a ti qué te importa? —le respondo, tratando de mantener la calma.

—Déjala, es solo una cría celosa —me dice Lauren, cogiéndome del brazo y tirando de mí para marcharnos.

Pero cuando me quiero dar cuenta, Alice se lanza sobre Lauren de nuevo, golpeándola en la cara furiosa. Sin pensarlo, corro hacia ellas y agarro a Alice por los pelos para separarlas, pero de repente alguien me toma de los hombros y me aleja.

—¡Sarah, tranquila! —me grita Joe, poniéndome cara a cara con él. Por un segundo, su mirada me calma. Respira profundamente conmigo y por un instante todo parece detenerse.

Me giro para ver si Lauren sigue peleando, pero para mi alivio, Carlos se ha puesto entre ellas.

—¡Alice, déjala en paz de una vez! —le grita, su tono firme.

—¿Que la deje? ¡Carlos, te ha besado! —grita Alice, llena de rabia y humillación.

—No. Fui yo quien la besó —confiesa Carlos, con un tono tan seguro que la sala entera se queda en silencio. Yo no puedo evitar soltar una risa ahogada ante la sorpresa de todos.

—¿Por qué harías eso? —la voz de Alice se quiebra, su tono cambia de furia a confusión, notando todas las miradas puestas en ella.

—Porque ya no puedo más. Hasta aquí. —dice Carlos, dándole la espalda y dirigiéndose hacia la cocina.

El aire en la sala se vuelve pesado, y Alice se queda paralizada mientras Lauren me busca con la mirada. Antes de que podamos salir de la casa, noto que Alice nos lanza una mirada asesina, pero esta vez no dice nada.

—Será mejor que os lleve a casa —dice mi hermano a mis espaldas.

—¿Y tú quién eres? —pregunta Nicole, desconcertada.

—Él es Connor, mi... hermano —respondo, agachando la cabeza. Siento la mirada de Nicole y Lauren sobre mí, pero ninguna dice nada. El viaje de regreso es silencioso, pero sé que esto es solo el comienzo de una larga explicación.

¿POR QUÉ YO? // REESCRIBIENDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora