CAPÍTULO 5

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Sarah

Después de esa breve charla con Joe, me uno a Charlie y a Anthony, que pasaban por ahí justo en ese momento. Ambos son unos frikis adorables, siempre inmersos en conversaciones sobre videojuegos, cómics o teorías de ciencia ficción. No puedo seguirles el ritmo, pero hago un esfuerzo por comprender de qué están hablando. Aunque no lo confesaré en voz alta, en el fondo me encanta escucharles.

Al llegar a la clase de Lengua, me despido de ellos y me reúno con Lauren. Durante la clase, no dejo de pensar en Joe, y aunque me muero por contárselo a Lauren, sé que este no es el lugar ni el momento adecuado, así que me lo guardo hasta la salida.

—Lauren, hoy Joe ha venido a preguntarme cómo estoy —le suelto tan pronto salimos del aula, incapaz de contenerme más.

—¿Es en serio? —me mira con los ojos bien abiertos.

—¡Claro que voy en serio! ¿Por qué te sorprende tanto? —pregunto, un poco a la defensiva, aunque tampoco entiendo por qué le impacta tanto.

—Sarah, pertenecéis a mundos completamente diferentes —me dice con una sonrisa tierna—. Él es guapo, popular, y tú... simplemente eres especial.

—Lo sé, a mí también me sorprende —admito, sintiendo que la conversación está empezando a volverse incómoda. Lauren parece notar el cambio y, para mi alivio, decide cambiar de tema rápidamente.

Cuando llego a casa, me dejo caer en la cama con un suspiro. Mi móvil está al 25% de batería, así que lo pongo a cargar antes de sumergirme en Instagram. Veo que tengo tres nuevos seguidores, pero uno en particular me llama la atención. Me meto en su perfil y no me sorprende demasiado: Joe me ha empezado a seguir. Mi corazón da un pequeño vuelco, pero antes de que pueda procesarlo, mis amigos ya están inundando el grupo de WhatsApp con mensajes.

Me paso el resto de la tarde hablando con ellos hasta que se hace la hora de sacar a Fox, mi perro. Cojo mis patines y nos vamos al parque. Hace una noche tan buena que no quiero volver a casa, pero después de unos veinte minutos, mi madre me llama para decirme que la cena está lista. Intento patinar más rápido que Fox, pero, por desgracia, él ya se sabe el camino y me arrastra de vuelta. No me quejo; me encanta cuando lo hace. Es un husky grande, casi más fuerte que yo, y la verdad es que lo disfruto.

Cuando llego a casa, mis padres ya están cenando, charlando sobre lo que les pasó en el trabajo. Me uno a ellos, escuchando a medias mientras ceno frente a la tele. Al terminar, recojo mi plato y subo a mi habitación, pensando en que podría contarle a Nicole lo de Joe. Justo cuando estoy a punto de enviarle un mensaje, recibo una llamada de un número desconocido.

—¿Sí? —contesto, intrigada.

—Hola —responde una voz que me resulta muy familiar, pero no consigo reconocerla.

—¿Quién eres?

—¿De verdad no lo sabes? Pensé que con el golpe del otro día lo recordarías.

—¿Joe? ¿qué quieres? No son horas para llamar —respondo, sorprendida de que haya conseguido mi número, aunque tampoco me sorprende del todo; debe haber preguntado a alguien.

—¿No me vas a preguntar cómo lo conseguí? —dice con un tono juguetón.

—¿Hace falta? Es tarde, estoy cansada. ¿Me quieres decir ya qué es lo que quieres? —respondo, usando su mismo tono, pero con algo más de impaciencia.

—Está bien —se ríe suavemente al otro lado del teléfono—. Me han dicho que eres buena en biología, y, sinceramente, yo necesito aprobar. ¿Me ayudarías?

Dudo por un segundo. La verdad es que no me emociona la idea de ayudarle, más teniendo en cuenta que no sale de mi cabeza, pero entonces pienso en algo que también podría aprovechar.

—De acuerdo, pero yo también necesito ayuda con matemáticas. Y sé que a ti se te dan bien —respondo, con un tono más serio, dejando claro que es un intercambio justo.

—¡Perfecto! Entonces, mañana te espero en la biblioteca cuando terminen las clases.

—Espera, yo no...

No me da tiempo a terminar la frase antes de que cuelgue. Me quedo mirando la pantalla del móvil, incrédula. ¿Qué acaba de pasar?

¿POR QUÉ YO? // REESCRIBIENDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora