CAPÍTULO 6

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A la mañana siguiente, me despierto sintiendo una mezcla extraña de nervios y emoción, sin saber exactamente por qué. Entonces, suena mi móvil: "Acuérdate, cuando acaben las clases, te veo en la biblioteca." El mensaje es de Joe, y al leerlo, recuerdo que habíamos quedado para estudiar juntos. Eso explica los nervios.

Me levanto rápidamente y me pongo unos vaqueros, una camiseta de manga corta y mis viejas Converse. Frente al espejo, me cepillo mi largo y liso pelo, alborotándolo luego un poco para darle algo de volumen. No es gran cosa, pero me hace sentir un poco más segura.

Bajo a la cocina y me doy cuenta de que mis padres ya se han marchado al trabajo. No tengo mucha hambre, así que con un café es suficiente.  Con la mochila al hombro, comienzo a caminar hacia el instituto, cuando siento que alguien se acerca a mi lado. Me giro rápidamente y

—¡Nicole! Me has asustado —le digo, poniéndome la mano en el pecho.

—Ya sé que soy fea, pero tampoco hace falta que te asustes tanto —responde con una sonrisa, exagerando el dramatismo. Ambas sabemos que no es cierto, así que me río. Siempre consigue sacarme una sonrisa.

El camino se me pasa volando con ella, pero una pequeña nube de tristeza me invade cuando me doy cuenta de que no compartimos clase este año.




El día en el instituto avanza lentamente, como si el tiempo se hubiera detenido. Durante las clases, mi mente vuelve constantemente a lo que me espera después.  No sé por qué, pero siento que esto va más allá de estudiar. Cuando finalmente suena el timbre, me dirijo a la biblioteca.

Al entrar, el silencio del lugar me abruma. No suelo venir aquí e impresiona lo grande que es. Empiezo a buscar a Joe entre las mesas y los estantes. Tal vez esto no fue una buena idea, pienso, justo cuando lo veo sentado, con un libro de biología abierto frente a él. Sus muecas al leer me hacen reír sin querer. ¿Cómo puede alguien poner tantas caras solo con un libro de biología?

Mi risa me delata, y él levanta la cabeza, sonriendo al verme.

—No es tan difícil —bromeo, mientras me siento a su lado.

—Para ti, quizá no —responde, alzando una ceja—. Pero yo no quiero ser biólogo. ¿Por qué tengo que entender la genética?

—Porque necesitas aprobar, supongo —respondo, riendo un poco. Me sorprende lo fácil que es hablar con él.

Empiezo a explicarle el tema. Joe lo capta rápido. Es más inteligente de lo que aparenta, aunque su falta de interés en biología lo haga parecer menos. Después de una hora de estudio, ya lo tiene todo bastante claro.

—¿Lo entiendes ahora? —pregunto, esperando su respuesta.

—Sí, ahora lo entiendo todo —dice, mirándome directamente a los ojos. Su voz se vuelve suave, y noto que se acerca lentamente. Por un momento, el mundo a nuestro alrededor parece desvanecerse. El silencio de la biblioteca nos envuelve.

Y entonces, sin previo aviso, sus labios tocan los míos. Es un beso suave, inesperado, pero hay algo en él que me hace sentir... bien. Mi corazón late más rápido, pero una parte de mí se da cuenta de que esto está mal, de que somos de mundos completamente distintos

—Joe... Me tengo que ir —murmuro, apartándome con suavidad, tratando de recuperar el control.

—Sí, yo también —responde, fingiendo que no ha pasado nada. Pero veo la confusión en sus ojos, el mismo desconcierto que siento yo.

Se levanta de la mesa, recoge sus cosas y se marcha, dejándome sola en la biblioteca. Me quedo ahí, tratando de entender qué acaba de pasar. ¿Qué significa esto?

¿POR QUÉ YO? // REESCRIBIENDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora