Harry Potter y los FANFICS Malditos

La Poción de Helado

Harry Potter y Neville Longbottom se encontraban en Hogsmeade, disfrutando de su día libre. Habían estado caminando por el pueblo, visitando las tiendas y disfrutando del paisaje, cuando de repente, Neville se detuvo frente a una heladería.

"¿Qué tal si compramos un poco de helado?", preguntó Neville con entusiasmo.

"¡Buena idea!", respondió Harry.

Entraron en la heladería y miraron la selección de sabores. Harry eligió su sabor favorito, chocolate, mientras que Neville optó por un sorprendente sabor a menta.

Mientras disfrutaban de su helado, Harry y Neville comenzaron a hablar sobre sus clases en Hogwarts. De repente, Neville recordó algo importante que había olvidado hacer para su próxima clase de Herbología.

"¡Tengo que hacer una poción para la clase de Herbología mañana!", exclamó Neville.

Harry sonrió. "No te preocupes, puedo ayudarte. Sé algunos hechizos de pociones que podrían ayudarnos a hacerla más rápido".

Juntos, comenzaron a hacer la poción en la heladería, mientras el dependiente de la heladería los observaba con curiosidad. Harry comenzó a recitar algunos hechizos para acelerar el proceso de la poción, mientras Neville seguía su liderazgo.

Pronto, la poción comenzó a burbujear y a tomar forma. Neville estaba sorprendido por lo rápido que habían podido hacerlo, y agradeció a Harry por su ayuda.

Pero justo cuando estaban a punto de terminar, una plaga de ratas apareció en la heladería, corriendo por los mostradores y robando los dulces. Los clientes comenzaron a gritar y a huir en todas direcciones.

Harry y Neville no perdieron el tiempo y rápidamente comenzaron a lanzar hechizos para repeler las ratas. Harry conjuró una gran cantidad de luz, mientras Neville usó un hechizo para producir un olor repelente que ahuyentó a las ratas.

Finalmente, las ratas se alejaron y el dueño de la heladería les agradeció por su ayuda. Después de que todo volviera a la normalidad, Harry y Neville regresaron a Hogwarts, satisfechos por su día en Hogsmeade y por haber sido capaces de resolver el problema con las ratas.

Desde entonces, Harry y Neville se convirtieron en los "expertos" en pociones de la escuela, y muchos estudiantes acudían a ellos en busca de ayuda con sus tareas de clase. Además, aprendieron a no subestimar la importancia de los hechizos, incluso en situaciones cotidianas como comprar helado en Hogsmeade.