Harry Potter y los FANFICS Malditos

El Hechizo Increíble de Harry Potter

Harry Potter estaba decidido a aprender un hechizo increíble que pudiera ayudarlo en su próxima batalla contra Voldemort. Después de buscar en la biblioteca de Hogwarts, encontró un libro antiguo de magia avanzada que contenía un hechizo que nunca había visto antes: "Fulgur Aeterna", el hechizo de relámpago eterno.

Este hechizo no solo era poderoso, sino también extremadamente peligroso, por lo que Harry sabía que necesitaría mucha práctica y cuidado para dominarlo. Decidió buscar a la persona adecuada para ayudarlo: su padrino, Sirius Black.

Sirius siempre había sido un experto en hechizos oscuros y peligrosos, pero Harry confiaba en que también podría enseñarle un hechizo poderoso que no fuera malvado. Juntos, se dirigieron a la Sala de los Menesteres y comenzaron a practicar el hechizo.

Fulgur Aeterna requería una gran cantidad de energía y concentración para mantener un rayo de luz constante durante un tiempo prolongado, pero después de muchas horas de práctica, Harry comenzó a sentir que podía controlar el hechizo. Estaba emocionado de tener una nueva arma en su arsenal para la próxima vez que se enfrentara a Voldemort.

Sin embargo, durante una de las prácticas, algo salió mal. El rayo de luz comenzó a crecer y expandirse fuera de control, golpeando a Sirius y dejándolo inconsciente. Harry entró en pánico al ver a su padrino herido, pero rápidamente recordó otro hechizo que había aprendido recientemente: "Vulnera Sanentur", que podía curar heridas graves.

Harry se concentró y conjuró el hechizo, y para su alivio, Sirius comenzó a sanar rápidamente. Después de unos minutos, Sirius se despertó y se puso de pie.

"Harry, ese hechizo es peligroso. No creo que debas seguir practicándolo", dijo Sirius con preocupación.

Harry se sintió decepcionado, pero entendió que Sirius tenía razón. El hechizo era demasiado peligroso y no quería poner a nadie más en peligro. Decidió dejar de practicarlo y volver a concentrarse en mejorar sus hechizos defensivos.

A pesar de no haber aprendido el hechizo de relámpago eterno, Harry se sintió agradecido por haber aprendido un hechizo de curación que le permitió salvar a Sirius. Sabía que siempre debía tener cuidado al practicar hechizos peligrosos y nunca subestimar su poder.