𝗟𝗹𝘂𝘃𝗶𝗮 𝘆 𝘂𝗻 𝗿𝗲𝘀𝗳𝗿𝗶𝗮𝗱𝗼

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Kyle y yo íbamos de regreso a nuestras casas

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Kyle y yo íbamos de regreso a nuestras casas. El había decidido que quería dejarme en mi casa primero, y después de dejarme, irse a la suya.

—Entonces, nunca en mi vida volví a comer chocolate. Claro, hasta después de unos años.

—Dios, eso es tan absurdo. —dijo Kyle, riendo. —¿En serio te la creíste?

—Sí, Kyle. Tenía 8 años, era más ingenua. —dije. El no paraba de reír.

—Pero ni yo a mis 8 años me hubiera creído una estupidez así. Es más, dudo que siquiera mi hermano Ike pudiera creerse eso. —aseguró.

—Que el chocolate fuera excremento de unicornio sonaba lógico para mi yo de pequeña. —me excusé cruzándome de brazos.

—Cómo digas. —dijo riendo un poco menos.

Empecé a sentir pequeñas gotas de agua caer en mi cabeza. Volteé arriba y ví que estaba muy nublado, lo más probable era que empezara a llover.

—Empezará a llover, hay que apurarnos. —me dijo Kyle, yo asentí. Aceleramos el paso, y la lluvia se ponía cada vez más fuerte. En cuestión de minutos, ya estaba toda empapada, al igual que mi acompañante. Lo bueno era que ya casi llegábamos a casa.

—Listo, es aquí ¿cierto? —preguntó.

—Sí, aquí es. —lo miré, se veía muy mojado. ¿Y si cogía un resfriado por mi culpa? —Eh.. ¿no quieres quedarte aquí hasta que la lluvia pase? Te podrías enfermar.

—¿Ah? No, no, que pena. Está bien así. —negó con sus manos.

—No, la lluvia probablemente no pare hasta dentro de una hora o dos y se ve que empeorará, quédate.

—Pero... ¿y si mi mamá.. ?

No lo dejé terminar. —Si te resfrías, tú mamá se molestará más. —lo ví pensarlo. —Vamos, por favor..

—Amm.. de acuerdo. —aceptó avergonzado,

Y así, ambos entramos a mi casa.

—Bien, espérame aquí, subiré por unas mantas

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—Bien, espérame aquí, subiré por unas mantas. —me dijo _____, yo asentí y la ví subir las escaleras.

Al pasar los minutos, ví cómo una niña bajaba de las escaleras y me miraba fijamente, con curiosidad.

—Eh... ¿hola? —dije incómodo.

—Humm.. ¿eres novio de mi hermana? —preguntó ella.

—Ah, no, nada de eso, yo... soy su amigo, Kyle. —respondí nervioso.

—Tu sonrojo no dice lo mismo.

¿Qué? ¿Me sonrojé?

Toqué mis mejillas, estas estaban calientes. Al parecer la niña ésta era muy observadora.

Antes de que pudiera decir algo, escuché a alguien bajar las escaleras. Supuse que era _____.

—Listo, traje las mantas. Toma una. —dijo extendiéndomela, con una suave sonrisa. Yo la acepté.

—Gracias, _____. —le sonreí de vuelta.

—Es guapo. —escuché.

—¡Tricia! —dijo _____, avergonzada.

—¿Qué? Estoy siendo sincera, es muy guapo. —dijo su hermanita, viéndome de pies a cabeza. Bajé la mirada con vergüenza. —Ya te habías tardado en conseguirte un novio decente, hermanita.

—Tricia, el.. no es mi novio. Es Kyle, mi amigo. —aclaró.

—Sí, el ya dijo eso. Es una pena... muy lindo cómo para ser solo un amigo. —dijo caminando a la cocina y tomando unas galletas de la alacena.

—Tricia. —amenazó _____.

—Bien, bien, ya me voy. —empezó a subir las escaleras ante la mirada fulminante de _____, pero antes de que subiera por completo, _____ habló.

—Por cierto, ¿qué pasó con Red?

—Le dije que ya venías y que podía irse.

—¿y tú cómo ibas a saber que yo ya venía?

—No lo sabía. —seguido de esto se escuchó una puerta cerrarse.

_____ suspiró.

—Disculpa a mi hermana. Estoy segura de que su intención no incomodarte..

—No te preocupes, está bien. —le dije, tratando de tranquilizarla.

—Gracias. Ah... ¿quieres algo de beber o comer? No sé.. tal vez.. ¿un poco de chocolate caliente? —preguntó, caminando hacia la cocina.

—No, está bien así, no te preocupes.

—Insisto, ¿en serio que no se te antoja? —preguntó nuevamente. Lo pensé mejor, la verdad no sonaba nada mal.

—Bien, si no es mucho pedir.

—Por supuesto que no, no te preocupes.

Después de unos minutos, la ví llegar con dos tazas.

—Toma. —me sonrió y extendió la taza, sentándose en el sofá. Me senté en el sofá también y tomé la taza.

—Gracias. —le sonreí igual. —huele muy bien.

—Lo sé, yo lo preparé. —rió, yo reí con ella.

Perdí la cuenta de cuánto tiempo llevaba ahí, La verdad es que me la estaba pasando genial. Platicábamos de diversos temas, es increíble cómo nunca se queda sin tema de conversación.

—Oh, mira.. ya ha parado de llover. —dijo mirando hacia la ventana. Miré por la ventana igualmente y ,efectivamente, había dejado de llover.

—Vaya, se me ha pasado el tiempo demasiado rápido..

—Sí, a mi igual.. —ella bajó la mirada unos segundos, y seguido de esto, estornudó. Lo ví cómo algo normal, pero luego estornudó otra vez, y una vez más.

Me temí lo peor.

—_____, te resfriaste. —le dije, aunque sonó más cómo pregunta.

—Creo que sí... —dijo sorbiendo su nariz.

—..Perdón, es mi culpa. —me disculpé.

—Ey, no, no te preocupes, no es culpa de nadie. —puso una mano en mi hombro—está bien, tal vez... ni siquiera es un resfriado, ¿sí? Tal vez solo.. me cayó polvo en la nariz o algo parecido. —dijo, pero sabía que lo decía solo para hacerme sentir mejor.

—Tal vez... aún así, perdón.

—Te he dicho ya que no te disculpes, no pasa nada. —sacó su celular. —¿gustas que llame a tus padres para que vengan por tí mejor? Si no, puedo acompañarte a tu casa.

—Gracias, eres tú muy considerada, pero... no hace falta, puedo ir yo solo. —sonreí suavemente.

—¿Estas seguro?

—Sí, seguro. Nos veremos mañana, ¿sí? —dije parándome y caminando hacía la puerta.

—Claro que sí, nos vemos mañana. —dijo ella. Yo me limité a sonreír de nuevo, abrir la puerta y irme de ahí.

Pero.. ¿y sí no la veía mañana? ¿Qué tal si sí se resfrió? No me gustaría que se enfermara por mi culpa.

𝗪𝗵𝗲𝗿𝗲 𝗶𝘀 𝗹𝗼𝘃𝗲? | 𝗞𝘆𝗹𝗲 𝗕𝗿𝗼𝗳𝗹𝗼𝘃𝘀𝗸𝗶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora