AMELIA
Dormí súper bien, por lo que amanecí súper fresca. Llego a la cátedra sumamente animada, él llega justo detrás de mí, tan deprisa, que termina colisionando conmigo. Empujándome contra la pared continua, terminando prácticamente sobre mí.
- Buenos días. - saludo -
Él cierra los ojos al escucharme hablar, respira profundamente en mi dirección, y me dedica una sonrisa torcida.
- Me encanta el olor a café temprano en la mañana.
Sonrío complacida.
- ¿Crees que puedas...?
Él retrocede unos pasos dejándome en libertad. Aliso los pliegues de mi vestido, no porque me importe mucho que este arrugado, sino porque necesito hacer algo mientras coordino mis ideas para saber qué decirle a él.
- ¿Por qué la prisa?
- Quería llegar antes que usted. - responde mostrándome la hoja de un examen -
Tomo el examen confundida, para luego sonreír complacida. Le contemplo totalmente orgullosa.
- Cinco con asterisco como prometí. - informa él -
- ¿Puedo conservarlo?
- Imposible. - niega - Es un examen final. El profesor Petterson solo me lo cedió hasta medio día porque se trataba de mí, y solo porque le dije que necesitaba presumir ante mi chica.
- ¿Tu chica? - elevo ambas cejas -
Él solo se encoge de hombros.
- Necesitaba un buen argumento. - explica para luego mostrarme mis llave -
- Gracias.
- ¿Por qué? - indaga él -
Pongo los ojos en blanco.
- Por cuidarme el día de ayer.
- No fue nada. - dijo imitando mi gesto - Nada que no hubiese hecho por cualquiera que lo hubiese necesitado.
El timbre general se escucha por toda la escuela, lo que le hace mirar la hora en su celular y maldecir por lo bajo. Toma la prueba que aún sostenía y se dirige a la puerta de salida.
- Hasta la próxima clase profesora Amelia.
Se marcha y permanezco en el lugar, con la sensación de algo roto dentro de mi cuerpo.
Suspiro. Esto es lo que pasa cuando bajo mis defensas. Cuando dejo a alguien entrar en mi vida. Me dejé ilusionar por una falsa preocupación, un gesto genuino que él no hubiese hecho por cualquiera.
Sí, definitivamente se ha roto algo. Todo su ego.
EREN
Me hallo tumbado sobre uno de mis brazos sobre la superficie de la mesa que ocupo junto a David al final del salón de clases, esperando que comience la lección.
Amelia hace su entrada al local.
Su actitud de mujer enfadada contrasta vivamente con el atractivo de sus rasgos: con sus ojos negros, grandes y expresivos; sus cabellos lacios, largos y obedientes; su cuerpo simétricamente perfecto; esas manos delicadas de largos dedos con uñas medianas y cuadradas siempre con esmalte de color claro y su boca de labios gruesos y carnosos.
Ella es una de esas mujeres hermosas de aspecto delicado y sensual, pero su gesto amargo y duro estropeaba completamente el efecto.
Está muy molesta.
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Amor entre letras [PGP2023]
RomanceDos almas en busca de amor con una misma pasión en común. ¿Será la diferencia de edad una ventaja o un inconveniente? (de momento no se me ocurre una descripción mejor, así que mejor lean el contenido de la historia, por favor y gracias)