Capítulo 22 Dormir a solas

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EREN

Casi se me cae el cubierto en el plato al verle entrar. A primera vista no reconocí a Andro vestido con ropa de hospital de un tono verde apagado, peinado impecablemente hacia atrás y...sin un solo piercing.

- Andrea va a operar un paciente de nueve años de edad de ateroesclerosis. Por lo que está súper nerviosa. - anuncia - Si me preguntan a mí lo considero innecesario, pero igual me envió a por el arete.

- Absolutamente innecesario. - aceptó la abuela - Va a hacerlo perfecto.

Andro se encoge de hombros por toda respuesta.

Veo a Catalina llevar las manos a su oído izquierdo y tomar el único dormilón dorado que mostraba una de sus orejas para dárselo al solicitante, que, inmediatamente se dispuso a marchar.

- ¿Ya comiste?

- Después de la operación. - responde él -

- ¿Vas a operar también? - pregunta Amelia -

- No. - niega divertido - De ninguna manera Andrea me dejaría estar en la misma sala donde ella valla a operar. Tenerme cerca...le pone algo nerviosa. Cuando ella opera y yo estoy libre me quedo fuera con los familiares del paciente. Allí es donde más soy necesario.

- Bueno....en ese caso les empaquetaré un pedazo de pastel para los dos. - anuncia Catalina - Andrea va a necesitar azúcar y tú has bajado de peso últimamente. Deberías comer más.

Observo como la abuela se pone en pie y se pierde por una de las puertas con el trigueño siguiendo sus pasos.

Amelia se inclina en mi dirección y me habla.

- Los pendientes de mi abuela traen buena suerte. - comenta - Mi abuelo se los regaló minutos antes de la discusión de la estatal y desde entonces les ha acompañado en todas las cosas buenas que le han sucedido. Nosotros los hemos tomado prestado en más de una ocasión. Yo los llevé en mi tesis. ¿Quién tiene el otro? - pregunta a la abuela al verle regresar -

- Andrés le va a pedir matrimonio a Estefany. - responde la abuela llevando un vaso de jugo a sus labios -

- ¿No es demasiado pronto?

- Eso mismo opiné yo.

- Bueno...Andrés si lo va a necesitar, Estefany no está lista para casarse. Hablando de necesidades, Eren discute pronto su tesis y...

- ¿Dónde se supone que va a colocarse el arete? - le interrumpe - Ese niño no tiene ni una sola perforación en las orejas. No me malinterpretes. - alega mirándome - Con Andro tenemos más que suficiente. - asiento divertido - Y...tengo entendido que es el estudiante más brillante que tienes.

- Lo es.

- Entonces no necesita suerte. - dijo mirándome, poniéndome algo nervioso -

- ¿Por qué no traes aretes tú Amelia? - pregunto, en un intento de cambiar la conversación -

- Pues porque...soy un poco rara para los aretes. - sonríe - Verás, los clásicos aretes en pareja me parecen algo aburridos y ordinarios. Para llevarlos yo, claro está. Los últimos aretes que tuve fueron un sol y una luna que mi madre me regaló en mi cumpleaños número veinte, pero los perdí. Y desde entonces no he vuelto a tener. ¿Por qué la pregunta?

- Por curiosidad.

Nota mental: buscar un par de pendientes para Amelia.

- ¿Qué les parece si comemos pastel viendo una película?

Alega Catalina llevando la loza sucia a la meseta.

- ¡Yo escojo la película!

Chilla Amelia con entusiasmo para después abandonar la cocina corriendo. Niego con la cabeza divertido, en ovaciones parece una niña pequeña. Me dispongo a ayudar a su abuela con los platos, pero me lo impide de un manotazo.

Amor entre letras [PGP2023]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora