AMELIA
Tardo un momento en llegar hasta la puerta principal y abrirla. Lo que encuentro allí provoca la primera sonrisa del día en mis labios.
Eren está de pie delante de mí con una capa, los cabellos mojados y los ojos de un verde algo raro, pero muy brillantes.
Le dejo pasar haciéndome a un lado. Este cuelga la capa en un gancho tras la puerta, se deshace de los zapatos y calcetines y me sonríe ampliamente.
Entonces me mira de la cabeza a los pies. Arruga el entrecejo al verme envuelta hasta el cuello en un edredón blanco.
- ¿Estás desnuda? - interroga -
Como respuesta dejo caer la manta, dejándole ver la camisa de cuadros rojos y grises que estoy vistiendo.
- Pero...si está sucia. - se queja él -
- Tiene tu olor. - explica - Me gusta.
- A mí me gusta cómo se te ve. - sonríe él - Mi extraordinaria chica vistiendo mi camisa favorita. ¿Cómo has pasado el día? - pregunta -
- Los he tenido mejores.
Respondo con un hilillo de voz, en realidad me he sentido fatal todo el día. Pero no es algo que voy a decirle.
- Te extrañé.
- Yo también. - confiesa - ¿Almorzaste?
Ugh, esa pregunta. Dudo en responder. Lo que termina impacientándolo a él.
- Melia. - se queja -
- No tuve apetito durante todo el día. - explico - Además...no iba a poder tragar nada con este dolor de garganta.
Eren pasa de mí y no se detiene hasta llegar la cocina preso de muy mal humor. Sobre la mesa del comedor encontrara el chocolate que me prepara preparado en la mañana.
Se gira rápidamente y yo me preparo mentalmente para la pelea. Mejor, le miro con los ojos más húmedos y suplicantes que puedo poner. Él eleva ambas cejas sorprendido.
Sí señorito, te estoy haciendo un puchero. Le veo sonreír suavemente y negar con la cabeza. Derrotado.
- Al menos...dime que tomaste los medicamentos en el tiempo acordado. - dijo como en un deseo -
- Lo hice.
- ¿Fiebre?
- Un poco al medio día. Refresqué y ahora mismo volví a los 38 ºC. ¿Qué tal la Universidad?
- Todo bien. Normal. - responde encogiéndose de hombros - Traje unos exámenes que la profe Zoe prefiere que evalúes tú. Todos te extrañan y envían deseos de que mejores pronto. - agrega - La Universidad estuvo algo movida, como me gusta. - sonríe animado - Me está gustando enseñar.
- Pues espero que se te vaya pasando. - le censuro - Tienes una mente demasiado espléndida como para que la inviertas desde ya en la Pedagogía.
- Pero si tú ya...
- Sí, ya sé que lo estoy haciendo. - corto la queja de él - Y no tienes por qué hacer lo mismo. Haz varias maestrías, al menos dos; contrae matrimonio con alguien; realiza investigaciones; cursa posgrados; redacta libros; ten hijos y después, solo después, dedícate a la enseñanza. ¿Ok?
- Sí profesora. - se burla, sonrío divertida e inmediatamente el cuerpo de él se tensa - Quiero besarte.
- No quiero contagiarte.
- Pero...
- Quédate conmigo esta noche. - le interrumpo -
- No tengo ropa...
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Amor entre letras [PGP2023]
RomanceDos almas en busca de amor con una misma pasión en común. ¿Será la diferencia de edad una ventaja o un inconveniente? (de momento no se me ocurre una descripción mejor, así que mejor lean el contenido de la historia, por favor y gracias)