Capítulo 12 Novios

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EREN

Tumbado sobre un costado, apoyado en mi brazo izquierdo le veo dormir.

Ella escapó de mis brazos a media madrugada para terminar casi en el extremo opuesto del colchón. Sonrío divertido, al menos lo intentó. Ese gesto inconsciente no va a molestarme en lo absoluto. Toda gran cosa comienza por un pequeño paso, poco a poco voy a hacer que se acostumbre a mí. Estoy determinado a formar parte de su vida sí o sí.

La cuestión molesta del asunto es que no conseguí volverme a dormir. El resto del tiempo me mantuve contemplándole dormir.

Está acostada hacia arriba, parcialmente cubierta por una sábana, la camiseta hecha un caos bajo sus senos, mostrando su perfecto y blanco abdomen.

Lucho contra el fuerte impulso que me asalta de besar su ombligo. Aún es demasiado temprano para que se despierte.

Rueda sobre sí misma, pateando la sábana lejos de sí, dejando al descubierto el trasero que las bragas apenas cubrían; adoptando una posición muy sugerente que carga mí muy fructífera mente de muchas ideas.

Sostengo la liga que escapa de los cabellos de ella tras fallar en su función de sostener la coleta. Extiendo la obediente cabellera por toda su espalda hasta casi llegar a sus glúteos. Sonrío al descubrir algo que había pasado por alto todo el tiempo.

- ¿Qué es tan divertido?

Mi sonrisa se vuelve más grande al verle despierta. Nunca jamás voy a cansarme de verme reflejado en sus ojos negros tan profundos.

- Respóndeme. - insiste ella -

Me incorporo en la cama y gateo hasta ella, coloco una palma en su trasero y bajo un poco la ligera tela de la ropa interior. Deposito un minúsculo beso en el dibujo en blanco y negro de una pequeña golondrina sobre su piel.

- No sabía que fueras de tatuajes.

- Fue una fase que tuve. - se sonroja a toda velocidad -

- ¿Ah sí? - pregunto cobrando interés - ¿Cuál? - ella niega con la cabeza - Habla conmigo, por fa...

- ¿Por fa? - repite ella y le sonríe dulcemente, ella deja escapar un suspiro - Antes de decidir qué quería hacer con mi vida era un poco...digamos que salvaje. - agrega tras un corto silencio -

¿Salvaje? ¿Cómo que salvaje? No me imagino a Amelia siendo salvaje. Si es que ella es hasta incapaz de levantarle la voz a alguien.

- Escapé de casa junto con unos amigos y nos fuimos de mochileros hasta Europa. Nos quedamos una temporada en España, principalmente en Sevilla. - explica y todavía no me lo creo - Allí compré una edición de Rimas y leyendas y me enamoré de la poesía. Poco después descubrí que en realidad amaba la lectura y decidí regresar y estudiar Literatura Clásica. El tatuaje me lo hice con un local del lugar.

- ¿El poema LIII de Bécquer? - ella asiente - Eres muy apasionada.

- Más bien imprudente.

- No logro imaginarte en una fase rebelde, escapando de casa y todas las cosas que vienen incluidas. - bromeo -

- Todos pasan por una fase rebelde alguna vez en la vida. - se encoge de hombros desenfadadamente - Solo que en unos es más duradera e intensa y en otros no tanto...como tú.

- ¿Disculpa? - pregunto confundido -

- Tu fase rebelde. - insiste - Según tu expediente estudiantil terminó justo antes de comenzar. Tu padre realizó un gran trabajo psicológico que terminó resultando en el increíble estudiante que eres hoy.

Amor entre letras [PGP2023]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora