Segunda oportunidad, mi estrella guía

Aprende a mantener la calma

Narrador omnisciente

Jotaro se apresuró a entrar al baño antes de siquiera preguntarle a Kakyoin si podía ir primero, tenía un plan para librarse del pelirrojo y era necesario entretenerlo el mayor tiempo posible, como ventaja extra Jotaro estaría fresco y limpio mucho antes que ese odioso tipo. No es que odiara Kakyoin pero definitivamente había algo en él que le despertaba algunas alertas. En cualquier tipo de pelea era importante seguir el instinto que uno tenía dentro así que Jotaro estaba decidido a no bajar la guardia con ese sujeto modosito. Esa fachada de tipo tranquilo y de casa seguramente era solo eso, una fachada y eso no bastaría para engañar a Jojo.

Saliendo de la ducha le hizo un gesto a su compañero de habitación para indicarle que ahora sí podía pasar a asearse, este entró a la regadera sin hacer mención de la actitud agresiva y grosera de Jotaro, simplemente no deseaba iniciar una pelea. Una vez vestido, Jotaro decidió seguir su plan de ir a recepción para preguntar por los lugares turísticos de moda del lugar por lo que agarró su gorra y billetera, pero antes de siquiera tocar el pomo de la puerta escuchó el timbre del teléfono así que se apresuró a contestar antes de que Kakyoin asomara su cabeza y arruinara su escape de la habitación.

-¿Quién?- la mayoría de las veces la voz de Jotaro sonaba agresiva aún cuando este no lo hacía a propósito, solo que esta vez era completamente intencional. Pretendía terminar cuanto antes esa llamada para poder largarse de la habitación sin tener que cargar con el de uniforme verde.

-Ahhh mi nieto tan amable. Soy yo Jotaro, me preguntaba si tú, Umi y Kakyoin podrían ir a comprar los boletos para el tren de la noche, acabo de tener una idea brillante, como todas mis ideas, de hecho, yo mismo me sorprendo no voy a negártelo...- Jotaro rodó los ojos con desesperación, su abuelo era un tipo excéntrico y desesperante. Lo peor es que no podía echarle la culpa a la edad del viejo, se veía que esa había sido su personalidad desde la cuna.

-Ve al grano anciano- bramó Jotaro, enojado por el cambio de planes que tendría que hacer.

-¿Ehhhh? ah, sí. Necesito que vayas a comprar los boletos para nosotros seis, yo me quedaré con Avdol para poder investigar una corazonada que tengo, pasa a la habitación y te daré el dinero necesario- antes de poder recibir cualquier respuesta de su nieto el señor Joestar colgó, dejando a Jotaro con las palabras en la boca.

-Bendito anciano, moviendo las cosas a su voluntad- como nota mental, Jotaro añadió una entrada más en la lista de cosas por las que su abuelo tendría que pagar.

Una vez que dejó el teléfono en su lugar, dirigió una mirada al baño y al notar que el sonido del agua seguía corriendo Jotaro ideó otro plan. No sería exactamente el paseo que tenía en mente pero seguramente a Umi le gustaría recorrer un poco la ciudad mientras iban por los benditos boletos, así que antes de que Kakyoin saliera de la ducha el pelinegro abandonó la habitación en total sigilo.

Aunque le encantaría tomarse un descanso de él, lo primero era ir a la habitación del viejo por lo que Jotaro rápidamente llegó a la puerta y tocó -Soy yo viejo, ábreme-.

-Que bueno que llegas Jotaro, cuanto antes tengamos esos boletos más tranquilo estaré. Cuando regreses de comprarlos recuerda alistar todas tus cosas-

-Si, si, si, lo tengo. ¿Cuántos boletos debo comprar?- preguntó Jotaro, ansiando dejar a su abuelo cuanto antes.

-Pero ¿qué dices Jotaro? seis boletos hombre- dijo el señor Joestar en su habitual tono de voz que asemejaba más a un grito.

-Hasta donde me quedé Polnareff seguía preso- respondió Jotaro sin inmutarse.

-Bah, no te preocupes por eso, acabo de hablar con el abogado que mandó la fundación y al parecer ya estaban preparando los papeles para su liberación-