Más de un despertar

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Narrador omnisciente

Jotaro y Holly estaban sorprendidos cuando la visita del doctor terminó y éste se despidió disculpándose por no poder hacer más. Después que la chica despertara para luego intentar irse terminó colapsando la menor volvió a quedarse acostada, fue entonces que la mujer mayor pudo observar que la fiebre no había disminuido en lo más mínimo y totalmente preocupada decidió que lo mejor era ir por un doctor.

En cuanto éste llegó e inspeccionó a la chica muy extrañado comentó que no había ningún problema con la joven. Aún cuando hubiera recibido un golpe en la cabeza eso de ninguna manera explicaba la fiebre. Estuvo a punto de ser golpeado por Jotaro cuando les dijo que no podía hacer nada por la adolescente.

Harto de la situación, Jojo empezaba a pensar si no sería mejor llevarla a un hospital para que fuera problema de otro, sin embargo tanto su madre como el doctor se opusieron a la idea.

El doctor opinaba que la fiebre remitiría sola y que no era oportuno llevarla a un ambiente extraño que solo la alteraría. Por su parte Holly pensaba que aquella chica estaba sola y dejarla a su suerte en un hospital sería inhumano, a parte, no le molestaba tener que cuidarla así que no había ningún problema serio.

Muy a su pesar, Jotaro se resignó a convivir con la chica. Y en parte debía reconocer que no era un problema grave, la joven a penas y despertaba unos minutos al día para consumir algún alimento e inmediatamente después la fiebre la obligaba a dormir por tiempo indefinido. Durante esos lapsos de conciencia Holly aprovechaba para charlar con la chica.

No eran platicas profundas o muy extensas pero sirvieron para corroborar un hecho, la pobre chica estaba sola en Japón y hubiera sido cruel dejar a su suerte a una jovencita tan encantadora pues cada que conversaba con Holly no dejaba de pedir disculpas por las molestias e insistía en compensar el favor que le hacían.

Esa situación se extendió una semana entera y para sorpresa de ambos Kujo en la tarde noche de un domingo la joven despertó completamente sana sin rastro de ninguna fiebre, algo que hubiera sido un alivio de no ser por el grito tan fuerte que soltó la chica.

Narración primera persona.

Estuve en recostada por varios días, apenas y era consciente cuando había otra persona en la habitación conmigo. No me era grato estar como un bulto todo el tiempo y menos cuando sabía que estaba en la casa Kujo, los nervios de saber que estaba bajo el mismo techo que Jotaro hacía que la temperatura subiera, o eso pensaba yo, ya que era un hecho que la fiebre no desaparecía sin importar qué me dieran a tomar.

Los momentos en los que estaba apenas consciente eran para poder conversar con Holly, la señora Holly, debo acostumbrarme a usar los honoríficos propios de Japón. Dejó de preguntar por mis padres y se interesó en mí, aunque tenía información de la vida de Umi preferí contarle datos y anécdotas de mi verdadera vida, esa que había dejado mucho antes del accidente automovilístico.

De vez en cuando mis historias y pensamientos juveniles sacaban risas de la señora Holly, así pude comprobar de primera mano que era alguien encantadora, dulce y cálida. Aún sin tener obligación para conmigo venía atentamente a cuidarme, charlar conmigo e incluso preparaba comida extra para mí. Ahora entiendo por qué decían que la comida favorita de Jotaro es la de su madre, simplemente es deliciosa.

En cuanto a Jotaro rara vez lo pude ver, en primera porque él seguía yendo a la escuela y en segunda porque no entraba al cuarto en el que me encontraba. Entiendo que él sí esté molesto conmigo por estorbar en su casa y aunque es una situación que me aflige la verdad es que no sabría cómo reaccionar de tenerlo junto a mi.

Antes de esta bizarra situación yo solía pasar horas viendo mi anime favorito, leía los mangas y demás material relacionado que cayera en mis manos. No es extraño decir que había caído enamorada de un personaje, aunque suene triste. Sin embargo, ahora la vida me daba la oportunidad de convivir con el Jotaro de carne y hueso.

Segunda oportunidad, mi estrella guíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora