Cambio de perspectiva

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Narrador omnisciente

Aquella mañana un joven pelinegro caminaba rumbo a su escuela, era el primer día del ciclo escolar en la escuela preparatoria, lo que era levemente emocionante por ser su primer año. El día había empezado tranquilo hasta que oyó gritar a lo lejos.

-Joooooojo!!- más y más gritos agudos se iban acumulando alrededor de él. De alguna manera algunas viejas compañeras habían descubierto a qué escuela iría este y se habían inscrito a la misma escuela con tal de seguirlo.

Cualquier otro podría sentirse halagado pero él estaba más que harto de la molesta presencia de las chicas, llegó a gritar explícitamente que eran molestas y que lo dejaran en paz.

Eso solo hizo que se pusieran más ansiosas. Esas mujeres eran descaradas, luchaban por tomarlo del brazo y sin ningún reparo o consideración él se soltaba para dejar claro su furia. Aún así no podía huir de la bolita femenina que se había formado alrededor de él.

De repente vio cómo una chica que caminaba frente a él "se caía" y tropezaba hacia atrás. Sabía que era una estrategia para que él la atrapara con sus brazos, aquella mujer buscaba un abrazo y eso era algo que no iba a permitir, por él que se cayera en el piso para que aprendiera a no ser tan dramática.

Sin miramientos dio algunos pasos hacia atrás para evadir la "caída" de la chica. Sin embargo se espantó un poco al sentir como otro cuerpo chocaba contra su espalda "¿Acaso estás escandalosas lo planearon a propósito, ¿No tienen consideración?" pensó harto del acoso femenino.

Volteó la cara para gritarle a la chica que había chocado con su espalda, sin embargo el grito se quedó en su pecho cuando vio que esa mujer realmente estaba cayendo de espaldas, no habría ningún problema de no ser porque caería en plena calle y un carro se acercaba a toda velocidad.

Afortunadamente tenía brazos largos y musculosos, sin pensarlo extendió su brazo y alcanzó a jalarla del moño escolar que la mujer tenía en el cuello. A pesar de evitar la caída, la cabeza de la chica quedó a la altura del cofre del carro recibiendo un golpe considerable.

Debió ser bastante fuerte porque la chica quedó desmayada, su cuerpo estaba inerte y antes de entrar en pánico o de empezar a pensar que estaba muerta se aseguró de que tuviera pulso. Así era, la chica estaba viva y en su cabeza no parecía que hubiera alguna herida sangrante o importante, seguramente con llevarla a la enfermería de la escuela estaría bien.

La colocó sobre su hombro, agarró el portafolio de la chica y empezó a caminar, notó cómo varias de sus acosadoras cuchicheaban molestas por la atención que le estaba dando a la pelimorada. Pero qué demonios, al parecer no entendían que era una situación de fuerza mayor, con gusto la hubiera dejado en la calle, pero parecería como si él huyera de una escena de crimen, lo cual no era para nada el caso, él no había provocado a propósito el accidente.

Cargó a la chica hasta la enfermería, explicó levemente lo sucedido y trató de irse, la enfermera quiso retenerlo pues al parecer no creía en su versión. Para bien y para mal todavía había un grupo de chicas siguiéndolo y cuando éstas vieron que su ídolo estaba siendo culpado empezaron a parlotear relatando lo que había ocurrido, así pudieron corroborar su historia por lo que la enfermera tuvo que dejarlo ir.

Entró al salón de clases y la primera hora pasó bastante normal, de no ser por que no podía dejar de pensar en la chica. No porque le hubiera parecido linda o alguna estupidez así, seguramente solo era otra escandalosa, sin embargo, sabía que el accidente que ésta había tenido había sido su culpa, no quería meterse en problemas por estupideces en el primer día de clases.

De repente la puerta se abrió y vio entrar a la chica, parecía caminar normal, no zigzagueaba ni nada parecido, eso era buena señal. La mujer se sentó cerca de la ventana y estando más relajado él siguió prestando atención a clases.

Bueno, atención por al menos cinco minutos, el viejo profesor era un idiota aburrido y la clase era para dormirse. Empezó a divagar y su mirada se posó sobre la pelimorada, lo hizo muy de reojo, estaba acostumbrado a no mirar fijamente a las mujeres ya que eso solo las hacía volverse encimosas y odiosas.

Notó como la pelimorada lo observaba y quedaba boquiabierta "genial, otra loca" pensó. Afortunadamente la chica devolvió la mirada al frente y lo dejó en paz.

Para la hora de receso, varias chicas se acercaron al joven para pedirle compartir almuerzo, las mandó al demonio y se quedó en su asiento.

No fue el único, la chica del accidente matutino estaba en su pupitre, llegó a pensar que era algún tipo de estrategia para acercarse a él.

Sorprendentemente la chica solo se quedó sentada, ni siquiera comió. De vez en cuando se llevaba las manos a la cabeza, masajeando su cuero cabelludo. O bien la chica estaba pensando algo o tenía dolor de cabeza como consecuencia del golpe con el carro.

Las clases finalizaron y la chica literalmente no se movía del asiento, al parecer estaba ahí pegada. Como eso no era asunto de él se paró y antes de retirarse de la escuela pasó al baño.

Una vez terminó sus necesidades se dirigió a la salida, ya no quedaban alumnos, pero pudo ver cómo la chica del accidente venía atrás de él, "sabía que intentaría acercarse" pensó. No porque fuera egocéntrico, al contrario, estaba harto de las tontas y exageradas excusas que usaban algunas chicas para hablar con él.

Cualquier chico podría sentirse halagado con tanta mujer buscando su atención pero él lo único que pedía era un poco de paz y espacio personal maldita sea, solo buscaba respeto.

Para evitar conflictos trató de esconderse detrás de uno de los árboles que estaban en la entrada, era algo imposible dado el gran tamaño del chico, sería descubierto por la mujer sin duda alguna.

Sorpresivamente ella no lo notó, iba muy sumida en sus pensamientos. Aunque ahora sí parecía que caminaba un poco raro, como si fuera una marcha automática, la chica se veía notablemente pálida y el tambaleo que tenía era claro indicio de que iba a colapsar.

Se acercó rápidamente -Oi tú ¿Estás bien?- preguntó, aunque era claro que aquella mujer no estaba en buen estado.

Sus sospechas se confirmaron cuando ella se volteó, lo miró unos segundos y acto seguido se desmayó. Intentó correr para detener su caída, la atrapó y pudo notar que el desmayo era real y no una farsa para conseguir un abrazo como había sucedido en la mañana con las otras ruidosas.

Para empeorar la situación aquella mujer ardía en fiebre, estaba pálida pero su piel quemaba de manera preocupante.

El joven no sabía qué hacer, la escuela había cerrado y seguramente la enfermera ya habría dejado el lugar, dejarla en la calle era por demás inhumano y de alguna manera seguía sintiéndose mal por ser responsable del accidente de la mañana.

Asegurándose de que ninguna otra mujer estuviera cerca levantó a la pelimorada y empezó a caminar hacia su casa.

-Yare yare daze, seguro mi madre sabrá qué hacer-.



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Bueno, tal como dice el título, ésta es la perspectiva de Jotaro, espero no estar haciendo la historia aburrida pero no me gusta dar los datos del fanfic sin tratar de explicar lo que pasa. 

Como dije en el pasado, la protagonista son ustedes y aunque aquí digo que tiene el cabello morado eso es algo que pueden modificar en cualquier momento. 

Cómo sea, si ven esto muchas gracias :D

Imagen de este episodio tomada del twitter de: suuuunsnsn


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