Enemiga pública

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Narrador omnisciente

La mañana siguiente Umi despertó de un humor excelente, recordaba con emoción los hechos del día anterior, había hecho avances en su relación con Jotaro y podía decir con confianza que se había hecho notar por el pelinegro. Claro que no por eso debía confiarse, Jotaro no la trataría como una amiga solo por una tarde de peleas y risas.

La chica salió con la creencia de que ése sería un buen día, la confianza se reflejaba en su cara así como en la seguridad con la que portaba su nuevo uniforme, si bien la falda era la misma que el resto de sus compañeras la blusa había sido remplazada con una ligera camisa blanca y un saco escolar del mismo color de la falda con algunos detalles en negro, combinando bien con las medias negras que delineaban las piernas de Umi.

El look se podría ver bastante simple de no ser por los detalles extra que Umi había añadido a mano, del lado derecho de la falda colgaban unas pequeñas cadenas metálicas que se movían a cada paso, el moño escolar tenía pequeños pines metálicos en las orillas y para complementar el estilo la joven usaba guantes de piel negros que dejaban al descubierto las puntas de sus dedos.

En el camino a la escuela se encontró a Jotaro y su desagradable club de fans, en esta ocasión fue el joven quien se percató de la presencia de Umi, y a modo de saludo inclinó un poco su cabeza y siguió caminando como si nada.

Era un gesto pequeño pero que alegró enormemente a Umi, nunca se hubiera imaginado que fuera Jotaro el que la notara y mucho menos que tuviera la amabilidad de saludarla, aunque fuera de manera sutil.

Sin embargo, eso también hizo molestar a algunas mujeres que sentían su corazón destrozado por no recibir alguna migaja de atención por parte de Jotaro.

Las clases pasaron normales de no ser por el hecho de que en una ocasión en la que Umi fue al baño en el descanso un grupo de chicas con caras de pocos amigos la acorraló contra los lavabos.

-Mujerzuela ¿Crees que por vestirte así Jojo te hará caso? Pareces una perra con esas cadenas así que déjanos darte un consejo, aléjate de él o te las verás con nosotras- dijo la que parecía ser la líder de aquellas mujeres dolidas.

Umi, que no estaba preparada para luchar contra chicas, principalmente por no querer emplear la fuerza física respondió -Me interesa poco si a Jotaro o a ustedes les gusta, me gusta a mí y con eso basta, no les pedí ni su opinión ni sus consejos-.

Las mujeres, ofendidas por su respuesta la agarraron por la fuerza y Umi, decidida a no ejercer violencia o hacer uso de su stand contra las chicas no pudo evitar cuando estas le vaciaron una cubeta de agua encima.

Después de cometer el ataque las mujeres salieron del baño y dio la casualidad que cuando Umi también dejaba el lugar para buscar cómo secar su ropa Jotaro iba de paso, así que este no pudo evitar notar como la chica goteaba.

-¿Necesitas ayuda?- preguntó Jotaro sin saber exactamente cómo actuar, claramente la chica no se había mojado sola pero no sabía qué tan dispuesta estaba a hablar de eso con él, aún así quería dejar en claro que quería ayudarla.

-Claro ¿De casualidad traes una secadora de cabello escondida en tu gorra?- dijo Umi intentando sonar tranquila, fallando en su actuación pues estaba temblando tanto de rabia como de frío.

-Sígueme- dijo Jotaro sin más, guió a la chica hacía la azotea de la escuela y estando solos en el lugar continuó -puedes tratar de exprimir y secar tu ropa, hay bastante aire y tal vez eso ayude-.

-Muchas gracias Jotaro, no se me habría ocurrido venir aquí, creí que estaría prohibido- respondió Umi al tiempo que se quitaba su saco.

-Está prohibido, todos saben que la puerta está cerrada con llave, lo que todos ignoran es que yo rompí la cerradura y vengo aquí para estar solo- continuó platicando Jotaro, pensando que distraer a la chica era una buena opción.

Segunda oportunidad, mi estrella guíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora