Narrador omnisciente
Umi y Kakyoin estaban platicando, sentados sobre una de las alas del avión pues según las instrucciones de las azafatas ningún pasajero debía quedar dentro de la nave en caso de que hubiera alguna otra emergencia así como para facilitar el rescate para cuando llegaran elementos de seguridad a la zona.
Aún con esas indicaciones, Jotaro, Avdol y el señor Joestar estaban en la cabina de control no solo para pedir ayuda por medio de la radio, sino también para tratar de investigar algo útil del cadáver del anciano usuario de Tower of gray.
Nadie quiere tocar un cadáver y mucho menos ponerse a esculcar sus pertenencias, pero era algo necesario y Jotaro sabía que no había tiempo para perder en tonterías, al fin y al cabo solo era un poco de sangre.
-Este viejo no trae nada, ni siquiera alguna identificación consigo. Probablemente abordó el avión con algún documento falso o algo por el estilo y después lo desechó, nada que nos diga dónde y cómo conoció a Dio- reportó el pelinegro una vez que terminó por investigar el cuerpo.
-Ojalá Umi no lo hubiera matad...- se lamentó el señor Joestar pero fue interrumpido por su nieto.
-No te atrevas a decir que Umi es la responsable, te recuerdo que este anciano tenía claras intenciones de matarnos a todos nosotros, incluyendo a los demás pasajeros. Además, fue Kakyoin el que terminó por herirlo, Umi incluso se ofreció a curarlo con tal de obtener información, ella solo quería ayudar- el tono del pelinegro no era agresivo pero la frialdad en su voz indicaba que no aceptaría discusiones.
-Oye, oye, está bien, nadie la está culpando Jotaro. Solo digo que por el momento no sabemos nada, solo que hay muchos subordinados de Dio que vendrán por nosotros, debemos estar alerta- aceptó su abuelo antes de hacer enojar a su pariente.
-Señor Joestar, al parecer estamos cerca de la costa de Hong Kong, enviarán personal para empezar el rescate pero tardarán un poco, nos encontramos a más de treinta kilómetros de la costa- anunció Avdol una vez que dejó de hablar por la radio del avión.
-Yare yare daze, todavía falta para eso. Iré afuera, ya no hay nada que hacer por aquí- con su habitual calma Jotaro se dirigió a la puerta del avión donde pudo ver el tobogán inflable que servía para evacuar el avión en emergencias, lo que le ponía en un dilema.
Hacía años que no se lanzaba por alguna estructura inflable, recordaba con agrado lo divertido que esto era y cómo una agradable sensación de adrenalina se asentaba en su estómago cuando se lanzaba desde el punto más alto de cualquier inflable. Por otra parte, ya estaba bastante grande como para pensar que el tobogán estaba ahí para jugar, además de que implicaría caer al mar y mojar su costoso uniforme, los accesorios de metal podrían oxidarse, su cabello estaría escurriendo agua a cada rato, sus zapatos podrían dañarse...
Aún con los puntos en contra, una vocecita en Jotaro le pedía lanzarse por el tobogán, alzando las manos en el proceso. Pero antes de ceder a sus instintos decidió buscar a Umi con la mirada para saber a dónde dirigirse.
La dulce voz de la chica llamó su atención y fue cuando volteó a verla, solamente para darse cuenta de la cercanía que ella tenía con el tal Kakyoin. A pesar de haberle dicho sus sospechas la muy tonta estaba demasiado cerca del pelirrojo. Quería ir donde ellos para poner distancia entre su amiga y el de uniforme verde. Solo por seguridad de la chica, obviamente.
-Entonces ven para acá- oyó que le gritaba Umi después de explicarle que pronto serían rescatados. La idea era tentadora pero una sensación rara se expandió de su corazón a todo su cuerpo, era algo amargo, pesado y que de alguna manera provocaba en él deseos de lastimar al pelirrojo.
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Segunda oportunidad, mi estrella guía
FanficDespués de un accidente recobras la conciencia solo para darte cuenta que has reencarnado en el anime de Jojo's bizarre adventure. ¿Qué harás? ¿te mantendrás al margen o intentarás convivir con tus personajes favoritos? Tal vez te interese saber qu...