Navegando en lo desconocido

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Narración primera persona

Después de que acordarámos, o al menos después de que nos resignáramos, a la presencia de Polnareff en nuestro viaje, todos pudimos ver cómo un gran barco atracaba en el puerto justo en frente de donde estábamos. Y todo en él resultaba impresionante.

No sé mucho de barcos definitivamente. Pero más allá de su impresionante tamaño y su impoluta limpieza, lo que dejaba asombrado a cualquiera era el cómo los marineros a bordo subían y bajaban de los mástiles con ayuda de las cuerdas y, en cuestión de segundos, el barco estaba anclado y amarrado al muelle como si llevara ahí desde la noche anterior.

Los marineros bajaron una rampa que conectó al barco con el puerto y de ella descendió un hombre grande y robusto, con la piel endurecida por el sol y el mar, cosa un poco graciosa porque el capitán era rubio a más no poder así que el bronceado se hacía notar en un tono de piel naranja. Aunque eso de ninguna manera te invitaba a burlarte de él. Como todo marinero se veía que era bastante fuerte y sus musculosos brazos lo delataban. En cuanto a su vestimenta, un pantalón blanco y camisa a rayas eran su único atuendo, sin contar la gorra blanca que adornaba su cabeza y señalaba su autoridad en la nave.

-Buenos días, mi nombre es el capitán Tennille y antaño he colaborado con la fundación Speedwagon en distintos viajes de exploración. Según me explicaron ellos, usted y sus estudiantes planean investigar las especies marinas nativas de Singapur ¿Cierto?- en cuanto el hombre bajó nos dió un fuerte apretón de manos a todos y se detuvo a charlar con el señor Joseph quien, debido a sus canas, sí parecía ser el adulto responsable de nosotros.

-Buenos días capitán, sí soy Joseph Joestar y me alegra mucho que por fin haya llegado, mi equipo y yo estamos ansiosos por continuar nuestro viaje de investigación- sonrió efusivamente el señor Joseph mientras nos mandaba una mirada que trataba de explicarnos mediante guiños su plan.

Bueno, es cierto que dada la diferencia de edad parecíamos estudiantes y profesor pero ¿Qué no nos pudo avisar antes de su maravilloso plan? Me hubiera dado tiempo de estudiar mi papel y meterme en personaje. Aunque, pensándolo bien, sí soy una estudiante de verdad y de hecho ni Jojo, Noriaki o yo nos hemos quitado nuestros uniformes. En definitiva, es una suerte que hayamos decidido viajar sin cambios de ropa.

-Me alegra mucho poder ayudar a la educación de los jóvenes, sin embargo, temo que tendrán que esperar un poco más. Mi tripulación y yo tenemos que cumplir con algunos protocolos antes de zarpar. Ya sabe, surtir provisiones, dar un chequeo a la nave, revisar nuestros instrumentos, cosas de rutina, pero le aseguro que será cuestión de quince minutos. Mire, a unos metros de aquí hay un mercadillo donde podrán pasar el rato, nos veremos aquí dentro de quince minutos y zarparemos ¿Le parece, señor Joestar?- dijo el capitán con amabilidad antes de darse la vuelta para seguir dando órdenes a su tripulación

-Bueno, eso nos da tiempo para desayunar ¿No? Por favor, necesito algo de comer- dije yo, para tratar de hacer ameno el rato de espera.

-Parece una buena idea señor Joestar, así nosotros también podríamos conseguir algunos suministros para nuestro viaje ¿No le parece?- dijo Avdol con serenidad, apoyando mi idea de pasar el tiempo de espera de manera más agradable.

-De acuerdo, tienen razón, no tiene caso esperar sentados. Vengan, aquí, les daré a todos unos cuantos dólares para que puedan comprarse algo, lo que sea. Si tienen problema para cambiar los dólares o necesitan más dinero solo vengan conmigo pero de ser posible, guarden un poco para emergencias, nunca se sabe qué problemas podamos enfrentar- accedió finalmente el señor Joseph mientras sacaba su billetera y de ella extraía varios billetes americanos de distinta denominación para poder repartirlos entre nosotros.

Segunda oportunidad, mi estrella guíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora