Capítulo V

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El día comenzó con mi alarma despertandome a las 6:00 de la mañana, con pesadez me levante para poder tomar una ducha rápida y bajar a desayunar, si es que había algo que comer. Tarde alrededor de 20 minutos en buscar que ponerme, aún seguía dormida y siempre por alguna razón mi vista se quedaba en un punto, hasta que reaccionaba y volvía a lo mío.

Al final solo saque unos jeans y una sudadera que probablemente no era mía. Aunque mi closet no era como el de las demás chicas, con vestidos, blusas bonitas de distintos colores, faldas y otras cosas, yo casi no tenía sudaderas. Mi ropero solo contaba con seis pantalones, de los cuales 4 son negros, cinco blusas, las cuales solo eran de color verde, negro y una que otra de colores, tres camisas, y alrededor de 8 suéteres, la mayoría eran con cuello largo ; eso si, 16 chamarras, amaba las chamarras. Algo raro porque según a la mayoría les gusta más una sudadera que una chamarra.

Al mirar mi reflejo sobre el espejo pude comprobar que aquella sudadera no era de las únicas dos que tengo, ya que no era de mi talla. Y aunque no es mi gusto andar trayendo una sudadera, esta en especial me encantaba por el logo de twenty one pilots por todos lados. Recuerdo haber terminado con varios arañazos por tener que quitársela al idiota de Vladimir.

Deje mi cabello suelto y solo subí la gorra de la sudadera, tenía bastante flojera como para arreglarme el pelo si de todos modos el aire en la moto lo hiba a arruinar.

Estaba apunto de ir a desayunar cuando el molesto pitido de la moto me estaba molestando. Mire la hora en mi celular, faltaban 10 minutos, ni siquiera me deja comer en paz, solté un suspiro y conté hasta diez antes de salir, para no armar un escándalo allá fuera.

— Como te atreves a usar mi sudadera, devuélvemela — el humo que yacía guardado en sus pulmones salió al terminar la oración, para apagar el cigarro y extendió su brazo hacia mí con la palma abierta. En respuesta le mostré el dedo del medio, lo cual no le dio nada de gracia.

— Lo dice el que trae puesta mi gabardina — señale la prenda que traía puesta, junto con su camiseta negra decolorada, no sabía si así era el diseño o la mancho de cloro.

— Hay que ser sinceros, me queda mejor que a ti — su sonrisa ladina le daba un aire de villano. Cosa que no sabía si debía de alegrarme o preocuparme.

— Ya quisieras idiota, de lo único que hay que ser sincero es que esta belleza se ve mejor en mi — di una vuelta completa, haciendo que la sudadera se inflase por lo grande que me quedaba.

Vady solo se hecho a reír a carcajadas, lo cual hizo que involuntariamente inflará los cachetes.

— Oye sapo, ya sube que tengo cosas que hacer — ignore por completo el que me dijera sapo, para ponerme el casco y subirme a la moto.

— ¿Y a dónde piensas ir vestido así? Ya te volviste emo a algo por el estilo — aunque no pude ver su rostro, claramente supe que había fruncido su rostro, algo que siempre hace cuando se enoja.

— No te metas en mis asuntos enana — soltó dejando en claro que se enojo — si me uno a un club satánico es mi problema.

Me quise reír por el comentario del club satánico, y aunque muchos se hubiesen enojado por su respuesta, para mí era una pérdida de tiempo. Me había acostumbrado tanto a su bipolaridad que ya me sabía sus respuestas.

— ¿Ya piensas andar con Nathaniel? — hablo viendo que no dije nada ante su comentario anterior.

Aunque su pregunta me sorprendió y más por el hecho de que ya debió de haber investigado al chico, como para saber su nombre.

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