Capítulo I

26 3 13
                                    



<<Nota: su nombre se pronuncia Alaina>>




que fastidio—

Abrí pesadamente mis ojos para observar que es lo que pasaba, el sonido de mis compañeros recogiendo sus cosas y el de la campana que nos avisa que la tortura de dos horas con la maestra de matemáticas había terminado me despertó.

— Quiero que para mañana respondan las páginas 97 y 98 de su libro, además de las operaciones que ya les he dictado — talle mis ojos, al mismo tiempo que bostezaba; una vez que ya pude ver bien, me di cuenta que la maestra se encontraba borrando el pizarrón. Algunos de mis compañeros que al igual que yo no anotaron nada se encontraban guardando sus cosas, pues ya no habían alcanzado a copiar todo.

— Ya pueden salir — al decir eso todos salieron corriendo, como si su vida dependiera de ello.

Tomé la única libreta que tenia afuera junto con el lapicero y los metí a la mochila, saliendo del lugar antes de que la maestra me regañara por dormir toda su clase. Camine todo el pasillo hasta dar con mi casillero, metí mi mochila y me dirigí hacia la cafetería.

— Pero que día más aburrido y para empeorar siguen dos horas de historia — dije para mi misma, mientras revisaba el celular.

— ¿Qué vas a pedir? —

— Un cafe — solté sin ganas.

Pedí mi café con donas mientras observaba a la pelirroja pidiendo el desayuno. No podía entender como podría comerse eso, solo es un desperdicio de dinero. Se supone que deben vender comida nutritiva y buena, ya que necesitamos estar bien alimentados si vamos a estar estudiando, pero no, la comida de este lugar es un asco.

— Sigo sin creer que en verdad vas a comer eso — dije una vez que ambas nos sentamos en una mesa.

— No esta tan malo — mis ojos analizaron su rostro, grabando en mi mente cada gesto que hacia. Aunque mi cara se encontraba seria, por dentro me moría del asco. Sandra tomo una cucharada poniéndola en su boca.

Fue cuestión de segundos para que la comida que guardaba en su boca saliera y no de una forma agradable.

— ¡Por favor!,¡¿tenias que hacer eso?! — exclame.

— No todos aguantamos 10 hrs. de estudio comiendo solo dulces — dijo señalando la caja de donas frente mio.

— El azúcar ayuda a mantenerte activo y quita el hambre — respondí mordiendo la dona.

— Voy a morir — respondió una vez dejando caer su cuerpo sobre la mesa.

— No es para tanto — tome un trago del café.

— Lo dices por que tu no vas a reprobar — suspire.

— ¿Quién dice que no? — puse ambas manos a mis costados inclinando la cabeza — Ni siquiera se de que es el proyecto que tenemos que entregar para matemáticas.

— No hay problema con eso, si entregas las operaciones de hoy, cuenta como el proyecto — ahora era yo la que se encontraba recostada sobre la mesa.

— ¡¿ No las copiaste?! — grito golpeando la mesa obteniendo la mirada de todos. Suspire pesadamente. Era muy escandalosa.

— ¿Cómo quieres que las copie, si una vez que escucho su voz me duermo? — refute algo molesta, haciendo más bien un berrinche.

— Cambiando de tema, ¿Tus papás vendrán? — negué. Realmente no quería hablar del tema, pero supongo que no va a dejar de preguntar.

— Les dije, pero están ocupados, probablemente vengan la otra semana - invente.

Existencia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora