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Que es lo primero que piensas al despertar por las mañanas?
Tal vez en lo mucho que quieres dormir otro rato más, o en lo pesado que será el día. O a lo mejor de lo tarde que se te hizo, lo único en tu mente era apurarte y no llegar más tarde de lo que era. Tal vez incluso has maldecido el despertar, por que la noche anterior habías deseado no volver abrir los ojos.
Bueno nunca me había detenido a observar el amanecer, ni el cantar de los pájaros. Lo refrescante qué es la brisa matutina, al aire puro sin tanta contaminación.
Por primera vez sentía y gozaba de los privilegios de estar viva. No se por que nunca lo había echo, pero levantarte, abrir la ventana, respirar el aire y contemplar el amanecer era una de las cosas más relajantes qué había encontrado y mucho más que la nicotina.
Eran las 7:00 de la mañana en punto. Hoy no teníamos varias clases y nuestra entrada era hasta las 12:00, por lo que tenia hasta esa hora para dormir, pero no. Mi cuerpo había descansado lo suficiente como para lograr volver a cerrar los ojos.
Tenía hambre. Demasiada. ¿Por qué? Ni yo misma lo sabía. Era una duda que seguramente vaga en las mentes de muchos. ¿Por qué siempre qué te quedas en otra casa, te levantas temprano y aparte con hambre?.
El sonido en la planta de abajo fue lo que me motivo a bajar. Martha se encontraba haciendo jugo, mientras su esposo desayunaba. En ese momento me arrepentí de haber bajado. Parecía que estaba en mi casa.
— lo lamento mucho, ¿te desperté? - negué.
— ya me había despertado - el abrazo y los buenos días me dejaron estática por un tiempo, hasta que me ofreció sentarme a acompañarlos mientras el señor Oscar desayuna — estoy acostumbrada a levantarme temprano.
Aclare cuando me sugirió qué siguiera durmiendo, se sentía culpable el usar el extractor en esas horas.
— ¿Quieres que te sirva? Mis hijos todavía no se van a levantar y menos hoy qué entran tarde - sonreí por el último comentario. Y si, quería comer, me moría de hambre. Pero el simple acto de decir que si me daba pena.
Al final solo moví la cabeza en afirmación. Diría que no, pero mi hambre era más que la pena. Para cuando empecé a comer pude apreciar tanto a Nathaniel como a Diego bajar las escaleras para dirigirse al comedor.
Quería morirme de vergüenza al verlos en pijama todavía y que yo ya estuviera ahí comiendo.
Decidí que la mejor opción era ignorarlos por lo que fue lo que hice. Seguí desayunando como si no estuvieran ahí, pero entre más lo pensaba la vergüenza aumentaba más, ¿como podía ignorarlos si estaba comiendo como si nada en su propia casa?
— valla, con razón se nubló, ¿qué hacen los dos despiertos tan temprano? - ver a los dos reprocharle a su madre qué no los echara de cabeza me hizo reír.