Capitulo XX

11 1 7
                                    








La vida cambia constantemente, no siempre está soleado y no siempre llueve. Pero incluso cuando piensas que la lluvia a dejado de caer,no significa que no pueda caer una tormenta.

Mi vida siempre está en precipitación, un ambiente de blanco y gris, donde muy pocas veces sale el sol. E incluso cuando siento que va hacer un buen día, no deja de oscurecerse.

El fin de semana se esfumó tan rápido que no pude descansar adecuadamente. Aún menos sabiendo que solo aparecen más problemas que soluciones.

Ya estoy cansada.

Cerré la libreta con la tarea de álgebra ya terminada, aunque no era mía. Aventé dicha libreta al sillón de enfrente, obteniendo por eso un jalón de pelo. Carlos se encontraba haciendo dos trenzas medianas para amarrarlas en media cola, pero el ver qué maltratara sus pertenencias no le gustó.

Enseguida pude observar al rubio salir del baño, su cabello mojado aún escurría de su cuello, mojando la playera gris que tiene puesta. Este fin de semana lo pasamos juntos, entre las calles de México, carreras ilegales y la marihuana llenando nuestro cuerpo para llevarlo al éxtasis.

Creo, la discusión con su familia la semana pasada fue motivo suficiente para consumir más sustancia de la que ya habíamos establecido. Al parecer era la única que, verdaderamente estaba dejando el cannabis.

El suspiro pesado que salió de su boca, llamo la atención tanto mía como de Carlos, aunque yo sabía el por qué de su actitud tan distante, tal parece que el pelinegro lo quería averiguar. Aunque solemos reunirnos los fines de semana para salir a divertirnos, el hace más de un tiempo ha estado aprovechando sus descansos para salir con su novia, el echo de que esté más tiempo con nosotros quiere decir que paso algo.

Encendí un cigarro y lo puse en mi boca, estando quieta para que Carlos terminaste de peinarme. Mientras el rubio se termina de arreglar frente al espejo en el tocador.

— ¿Como van las cosas con Michel? Escuché que están peleados - me concentre en el cigarro en mis labios, dejando la plática de ellos dos.

— ¿Quién te lo dijo?- nos miro por el espejo.

— Lilyana está preocupada por qué no llegas a casa desde la otra semana - explico — también Michel me llamo llorando, por qué no contestas sus llamadas, ¿Que te pasa bro?

— ya no se le para - mi comentario tomo desprevenidos a manos, obtuviendo una mirada fulminante por parte del rubio.

— ¿Enserio? - la preocupación emanaba en las palabras del pelinegro — ¿ Por qué ?

— el consumo excesivo de la marihuana causa impotencia - tras mis palabras, el pelinegro se levantó del sillón para llegar hasta el rubio.

— ¿es eso cierto? - el tono alto en la voz de Carlos, hacia notar si preocupación y enojo.

— eso no tiene nada que ver - lo evitó y camino directamente hacia mi, arrodillandose para quedar a mi altura; pues estaba sentada en el sillon— y tú , ¿Quién de dijo eso?

—tu fuiste el de la idea de hacerme cercana a tu novia, para tener más amigos aparte de ustedes dos - ignore el echo de que quería matarme en ese momento para tomar otro cigarro y encenderlo — además.. ¿ Piensas que el primer lugar en la lista de honor es mío solo por suerte? Que no sea una genio maniática de la medicina, no quiere decir que no sepa de las consecuencias de la maldita droga que nos está matando.

Existencia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora