Tan solo eran niños que se adoraban, pero el siseo de las víboras inició una brecha gigante entre ambos. Víboras ciegas e incapaces de ver que la sangre de dragón es fuerte e insaciable, se atrae a sí misma como un imán tan poderoso que ni los siete...
Cabe aclarar que esto solo es un fanfic creado a partir de las obras de George R.R. Martin y las series de HBO. El universo de Game of Thrones y House of The Dragon está ambientado en una época totalmente distinta a la que nosotros vivimos. No promuevo la agresión, violencia, incesto, etc., solo son hechos basados en dichas series y libros. Sin más, espero que les guste. ♡
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JUST KIDS
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—¿Alguna vez has dado un beso?
—Sí, a mamá.
—No, no me refiero a ese tipo de beso —Aemond frunció el ceño— Me refiero a un beso en la boca.
Lucerys se sintió desconcertado, sus mejillas se ruborizaron ligeramente y, con la cabeza gacha, negó.
—Yo tampoco. . . —la voz del mayor salió en un susurro apenas audible.
«Y sí, eran solo niños, obviamente no habían besado a nadie» Se reprendió a sí mismo.
Tomó aire como si fuera la valentía que necesitaba y pronunció las palabras que cambiarían todo desde un inicio para ambos:— Quiero besarte.
—¿Qué? —preguntó Luke, sus brillantes ojos verdes se abrieron con sorpresa y genuina inocencia.
—Qui-quiero decir. . . quiero ver si se siente bien —explicó Aemond entre balbuceos, pero sentía que sus palabras eran tan vagas que tuvo que añadir:— Contigo, quiero probarlo, ya sabes, así cuando ocurra con una mujer no me sentiré un inexperto —se las ingenió para inventarle la mejor de sus excusas.
«Solo es curiosidad», se repitió una y otra vez en su mente. Aunque la verdad era, que simplemente vio a dos sirvientes besándose hasta perder el aliento que su mente le jugó la mala pasada al imaginarse a sí mismo con su sobrino haciendo lo mismo. Solo era curiosidad en la inocencia de su niñez, pero aún no terminaba de comprender porqué pensó en Luke en vez de, tal vez, Helaena, cuando ella si era una niña y era evidente que adoraba a Aemond, quizás no se lo hubiera negado.
Pero no quería probar con Helaena, quería probar con su joven y pequeño sobrino de rizos castaños.
—Está bien —respondió por fin el menor, mientras jugaba con sus dedos.
