⠀⠀FIRE IN THE WINTER
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A pesar de venir del norte, acostumbrado al familiar y acogedor frío, Cregan Stark fue recibido en King's Landing con un cielo despejado y soleado, como si los mismos dioses estuvieran preparando su cálida bienvenida.
Tan pronto como cruzó las puertas de la Fortaleza Roja, Jacaerys y los capas doradas lo recibieron. Cregan saludó al príncipe heredero con respeto y, una vez terminadas las formalidades, ambos se abrazaron con una sonrisa en los labios.
Los nobles presentes en el patio no pudieron evitar comentar sobre la calidez y cordialidad de aquel saludo, como si dos hermanos se estuvieran reencontrando después de mucho tiempo. La casa Stark y la casa Targaryen habían forjado lazos extraordinariamente fuertes gracias a la influencia del príncipe Jacaerys.
El Lord de Winterfell mostró sus respetos y lealtad tanto a la reina como al rey consorte. Desde el primer momento, Daemon parecía agradarle por la astucia, gracia y valentía que emanaban de Cregan. Incluso Lucerys, siempre inquieto, asomaba la cabeza por cualquier rincón para echar un vistazo al Lord de Winterfell con el que todos estaban encantados. No pudo resistirse a la curiosidad mientras el hombre se arrodillaba ante Rhaenyra, proclamándola su reina y jurándole su lealtad.
Pero como aún no sería presentado con Lord Stark, Lucerys simplemente se alejó. Mientras caminaba de regreso hacia al Torreón de Maegor, estaba tan absorto en sus pensamientos que ni siquiera se percató de la presencia de Aemond, que se plantó frente a él para llamar su atención.
—¿Por qué tan distraído, Taoba? —preguntó, tenía el ceño fruncido.
Lucerys volvió a la realidad cuando su mirada se encontró con el penetrante ojo violeta de Aemond. Una ola de recuerdos inundó su mente, recordándole aquella noche cuando habían sucumbido a sus impulsos, tambaleándose al borde de la locura.
¿Cómo había siquiera considerado sentarse a horcajadas sobre el regazo de Aemond? La intensidad de su conexión los había llevado al borde de la imprudencia, desdibujando las líneas de decoro y cordura. Incluso, en su propia torpeza, había olvidado por completo la herida en su abdomen, la cual ahora dolía cada vez menos.
«Por los dioses.»
Un rubor se deslizó por las mejillas del castaño cuando la vergüenza se apoderó de él.
—Supongo que hace mucho no hay invitados en la Fortaleza Roja, me preguntaba cómo sería Lord Stark. —mintió, solo parcialmente.
Lucerys trató de enmascarar su confusión interna detrás de una fachada de curiosidad casual. Sus palabras estaban mezcladas con un toque de nerviosismo, un débil intento de desviar la atención de Aemond de su encuentro íntimo compartido. Esperaba que su verdad a medias sirviera como distracción suficiente.
Aemond levantó una ceja en respuesta a su comentario. Observó detenidamente a Luke, sin dejar rastro alguno de su incomodidad. Sin embargo, en lo más profundo de su ser, Aemond no pudo evitar sentir un ligero apretón en el pecho, un indicio sutil de celos que trató de ocultar.
«¿Por qué Lucerys se distraía tanto por la presencia del joven Lord?»
—Igual que el norte, sin gracia. —chasqueó la lengua, desviando la mirada, sin percatarse de que el motivo de esa ligera pero estorbosa incomodidad en su pecho estaba a solo unos cuantos pasos.
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𝐃𝐈𝐑𝐓𝐘 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 ― lucemond
FanfictionTan solo eran niños que se adoraban, pero el siseo de las víboras inició una brecha gigante entre ambos. Víboras ciegas e incapaces de ver que la sangre de dragón es fuerte e insaciable, se atrae a sí misma como un imán tan poderoso que ni los siete...