⠀⠀AFTER
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Nadie supo cuándo habían sucumbido por completo al sueño, pero al despertar, fue Lucerys el primero en abrir los ojos.
De inmediato, notó un ligero y placentero dolor en todo su cuerpo, una sensación que perduraría durante horas. Sin embargo, esto no le importaba en lo más mínimo en ese preciso momento.
Intentó moverse y se percató de su propia desnudez. También sintió unos brazos que lo abrazaban de manera suave pero firme. El dueño de aquellos brazos estaba profundamente dormido a su lado. En ese instante, los recuerdos inundaron su mente como ráfagas intensas.
Los recuerdos de la noche anterior lo hicieron sonrojarse y sonreír como un tonto.
Lucerys y Aemond habían consumado su amor aún no proclamado abiertamente. Fue desflorado por su propio tío. La idea no le pareció grotesca en absoluto, sobre todo cuando sus ojos se encontraron nuevamente con el rostro de Aemond.
Mientras el mayor dormía plácidamente a su lado, Lucerys se tomó un momento para admirar la imagen serena que se desplegaba ante sus ojos. La suave luz matutina se filtraba a través de las cortinas, iluminando su rostro con delicadeza.
Los rasgos de Aemond parecían suavizados en el reposo, su frente relajada y libre de preocupaciones. Su respiración tranquila y regular se alzaba en susurros suaves, creando una sinfonía íntima en el espacio compartido.
Lucerys quedó cautivado por cómo los rayos de luz acariciaban suavemente los contornos de la mandíbula de Aemond, resaltando los perfiles suaves y masculinos de su rostro. Sus labios, apenas entreabiertos, parecían susurrar sueños y secretos en la quietud de la habitación.
El cabello de Aemond, que solía estar siempre perfectamente peinado y ordenado, ahora se encontraba ligeramente desordenado por el sueño, creando un halo de despreocupación alrededor de su cabeza. Lucerys sintió una ternura inusual al verlo en ese estado vulnerable y humano, alejado de la fachada imperturbable que solía mostrar al mundo.
La visión de Aemond dormido, tan diferente de su imagen diurna, hizo que los sentimientos de Lucerys se intensificaran. Una mezcla abrumadora de amor, deseo y complicidad se entrelazaba en su corazón, mientras su sonrisa persistía, hasta que el mayor despertó, removiéndose con suavidad entre las sábanas y abriendo lentamente su ojo.
Luke, en contraste, lucía una melena rebelde y desordenada, similar a la de Aemond, con rizos que caían graciosamente a un costado de su rostro. Cada hebra parecía tener vida propia, enmarcando su rostro con una sensualidad irresistible para Aemond. Sin embargo, lo que más llamaba la atención eran las marcas amorosamente tatuadas en su cuello y clavículas.
En un gesto tímido, Lucerys hundió su rostro en la suave comodidad de la almohada, buscando ocultar el sonrojo que pintaba sus mejillas y la tonta sonrisa que iluminaba su rostro. Sentía cómo su corazón latía con fuerza, como si quisiera escapar de su pecho.
Aemond quiso reír pero solo atinó a morderse el labio inferior y pasar la mano por la nuca del menor, tenía una necesidad intensa de hundir los dedos entre aquellos rizos castaños, masajeando la zona.
—Luke. —lo llamó Aemond, su voz ronca y suave acarició sus oídos, causando un estremecimiento placentero en Lucerys.
El tono de su voz era una caricia auditiva que despertaba sensaciones intensas dentro suyo, lo que hizo que gire el rostro, dejando de lado la almohada y su necesidad de esconderse, aún manteniendo su timidez.
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𝐃𝐈𝐑𝐓𝐘 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 ― lucemond
FanfictionTan solo eran niños que se adoraban, pero el siseo de las víboras inició una brecha gigante entre ambos. Víboras ciegas e incapaces de ver que la sangre de dragón es fuerte e insaciable, se atrae a sí misma como un imán tan poderoso que ni los siete...