【Ｐａｒａíｓｏｓ ａｒｔｉｆｉｃｉａｌｅｓ】

↫４𝟯↬

A: susanaBez2

Gracias por la inspiración.

🎶 Soviet soviet - Star.

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El olor que se desprendía en toda la habitación lo invitó a recordar un bosque de coníferas. Lo transportó a una época temprana de su vida, cuando no todo estaba roto y las risillas sonoras de los que amaba aún se apretujaban en sus oídos.

Abrió sus ojos encontrándose con el sol del atardecer chocando contra él. Su pulso estable y el pesado dolor en su pecho se hubo esfumado, se miró las palmas de las manos viéndolas más tersas y níveas, no había marcas de golpes ni nudillos amoratados, mucho menos uñas sucias. Su cabello -rubio de nuevo- caía desordenado por todas partes, se asustó un poco cuando el viento veraniego se arremolinó entre sus delgadas piernas.

Escuchó reír a dos de ellos y el agua chapotear sobre sus cuerpos. Entonces elevó la vista y se regodeó, Jeongin corría por toda la orilla de la laguna huyendo velozmente del hyung de ambos, Minho siempre fue de pisadas fuertes, sus piernas son tan agiles y firmes que es poco probable que el más joven pueda escapar de él.

"¡Vamos hyung!... perdón, perdón... no lo vuelvo hacer" dijo su hermano menor. Extraño fue sentir que no formaba parte de aquella escena, él era consciente de ser un fantasma para aquellos que se desenvolvían con gracia como la fauna de aquel páramo. Se abrazó más a sus rodillas y siguió observando, la añoranza subió despacio por su espina dorsal.

"Eres un imbécil Jeongin... te he dicho que no juegues con ello" Minho se agachó y tomó un puñado de arena y piedras pequeñas que en su mano formaron una masilla húmeda. La aventó hacia el pelinegro haciendo que toda su espalda quedase manchada por el lodillo que se escurría hacia su coxis. "Eso fue bajo, hyung" contestó Innie al girar sobre su mismo eje una y otra vez de forma salvaje como un sabueso buscando el problema "¿Entiendes que ahora iré por ti?" Minho sonrió de oreja a oreja y le mostró ambos dedos medios mientras se alejaba y daba pequeños saltos en reversa. El pelinegro se inclinó vertiginosamente para coger sus propias municiones; en su desesperación, Minho se dio la vuelta y corrió huyendo del zorrillo de invierno.

Las risas de ambos revolotearon como un millar de mariposas en la lejanía, ellos desaparecieron en un segundo, perdiéndose en el frondoso comienzo del bosque.

Pensó en llorar, pensó en levantarse e ir tras ellos. Pero, era consciente de que esta solo era una alucinación fabricada por su cerebro. Así que tan solo siguió mirando el maravilloso paisaje, donde el lago lucía indómito con la ventisca del atardecer; las puestas de sol siempre lo hicieron sentir tremendamente nostálgico y en esta visión no fue la excepción. El azulado amarillo estaba dando paso a un naranja pulcro, en realidad era un salmón que amenazaba con convertir en cenizas todo a su alrededor. Miró los árboles luciendo como seres magnánimos dispuestos a luchar para no ver su páramo envuelto en llamas.

Olor a cedro y a tabaco...

Sacudió su rostro repetidas veces tratando de quitarse el aroma de encima, este olor siempre ha estado ahí, acechándolo en la oscuridad, cayendo sobre él como el ámbar producto del enorme y vetusto árbol. Estornudó y se hizo más pequeño al abrazarse, sabía que podía ponerse de pie, pero algo en sus adentros lo impidió, ¿Qué sentido? ¿Cuál era el sentido al tratar de huir de algo que era artífice de su mente rota?

Entonces se resignó como toda su vida y siguió observando el desolado lugar. Más al norte, el lago desembocaba en un río donde solía nadar y cazar cual oso pardo. Entregaba peces y más peces a sus hyungs, mientras Jeongin se dedicaba a cortar pequeños trozos de tomates y cebollines, los otros dos encendían el fuego y recibían el cargamento. Al ser pequeño y ágil como una pantera hembra, solía ser un As para cazar criaturas, a veces se animaba y se adentraba en el bosque donde los altos árboles de madera fina lo hacían sentir ansioso. Era el mismo olor.