【Ｐａｒａíｓｏｓ ａｒｔｉｆｉｃｉａｌｅｓ】

↫４𝟗↬

Lejos de la gran mansión Seungmin fue bajando la velocidad del auto, al principio no hablaron mucho ya que Félix era un manojo de lágrimas el cual nadie podría detener. Se preguntó que sentía ¿se sentía como él cuando hubo llegado el gran día de matar a su hermano? Recordó que sus manos temblaron demasiado tiempo, pero cuando lo tuvo frente a él no dudó y presionó el gatillo sin ningún tipo de miramiento.

Su rostro cenizo siguió mirando al castaño que había subido sus pies al asiento y abrazaba con fuerza sus rodillas, clavó su rostro entre sus rotulas y siguió llorando. Porque comprendió que si él no hubiese sido tan cobarde quizá las grandes desgracias de su vida no existirían.

Porque pudo hablar con su padre y escupir en su cara todo el odio y el desprecio que sentía por haber matado a su padre alfa, pero, lo único que hizo fue volverse un pedazo de estiércol el cual se metía en problemas demasiado idiotas, incluso infantiles... hasta que su irreverencia y cobardía lo llevaron a esa jodida noche cuando todo su mundo se fue a la mierda.

El ser humano comete tantos agravios hacia sí mismo y hacia otras personas, a veces sin darse precisamente cuenta, cuando abres los ojos estás ahí... con el lodo entrando por tu boca, por tu nariz, o por tus cuencas oculares. Y uno se odia y trata con todas sus fuerzas salir del fango, pero el lodo no es solo lodo, el lodo son las culpas, son las malas decisiones tomadas; son grilletes pesados que te llevan al fondo ahogándote con tu propia miseria y es tan difícil volver a la superficie, porque primero tienes que aceptar todo lo malo que hiciste y después debes perdonarte ¿puedes perdonarte? ¿Yongbok puede perdonarse y en algún punto volverse amar?

El omega deseaba gritar al deshacerse en océanos de emociones. No le importó en lo absoluto que Seungmin estuviese allí escuchando las lamentaciones de su alma. Siguió llorando y abrazándose tan fuerte que los tendones de sus manos nacaradas se volvieron violáceos. Recordó una y otra vez a su hermano menor decir que debían pelear, debían triunfar sobre su propia miseria y condición de omegas. De ahí que nació la breve oración que incluso fue artífice de todo su plan de trabajo "We're choosing life". Y hasta ese momento él no había comprendido que no era una mierda positivista, era el aferrarse a tus deseos, a tus convicciones; se trata de luchar por ti y salir adelante.

Y él solo lo veía como propaganda absurda donde solo debías sonreír para lograr que tu día fuese más ameno. Ahora, comprendía todo, y comprender dolía; porque él dejó en el olvido algo en lo que su hermano y sus propios padres creían con el corazón en la mano. ¿Él se volvió conformista? "Si no miro esto, no existe... si no siento eso, no duele". Que mediocre y cobarde se hubo vuelto tras la muerte de su padre. Apretó sus dientes, marcando así su mandíbula y siguió llorando desgarradoramente como pocas veces lo llegó hacer.

Y Minnie podía entender hasta cierto punto su dolor, así que solo guardó silencio. No mucho después se detuvo y apagó el motor del auto. Admiró el río frente a ellos, el frío calaba hasta sus huesos y sus músculos se sentían sumamente atrofiados por estar tanto tiempo sentado; él no esperó al castaño y abrió la puerta del auto, bajó y caminó hasta el filo de las piedras donde el agua era en suma cristalina. Se quedó de pie ahí, escuchando el agua chocar contra rocas, poniendo suma atención a los sonidos de la naturaleza, a las aves despertando y cantando para recibir un nuevo día. 

Y la mañana transcurrió y en algún punto  la otra puerta fue abierta, y él se despabiló y entornó los ojos en Félix, acomodó sus manos detrás de su espalda baja y esperó al chico que estaba hecho un tremendo cataclismo de emociones. Finalmente, Seungmin rio burlándose de él.

—¿Qué? —El puchero de Félix lo hacía lucir mucho más joven, como cuando eran púberes y discutían como un par de chinchillas. Sus ojos en suma hinchados y rojizos imitaban a la perfección aquella fresa salvaje que fue alguna vez.