【Ｐａｒａíｓｏｓ ａｒｔｉｆｉｃｉａｌｅｓ】

↫ 𝟮 ↬

Este capítulo fue brevemente editado el 19/11/2023. Sus cambios no influyen al curso de la historia. 

𝟣 𝟧 𝓂𝑒𝓈𝑒𝓈 𝒹𝑒𝓈𝓅𝓊é𝓈.

—Félix. Hablaron del aeropuerto, el avión está listo.

Él chico giró un poco el rostro para ver al mayor, después regresó la vista a las ondas de agua que se formaban frente a él.

Estaba cansado, no deseaba volver. No había podido dormir adecuadamente la última semana, de hecho no había dormido bien los últimos 5 años de su vida. Sus ojos se derretían y caían por sus mejillas, tenía sueño... siempre tenía sueño.

Comenzó a nadar por la piscina, de un lado a otro, de ida y de regreso.

—Vamos, no hagas las cosas más difíciles.

—¿Tú aceptas esto? —cuestionó el menudo omega. 

—No sé qué más puedo hacer para protegerte. Perdí a un nieto, no quiero perder a otro.

Félix miró por la ventana del lugar. Su abuela parecía genuinamente preocupada, ¿no lo odia? Él se odia así mismo, ¿por qué su abuela no lo hace?

—Vamos hijo. Si lo piensas bien, él será una buena compañía. Además, son los designios del blue hat; y por más que yo me oponga, no puedo hacer nada.

El chico miró el rostro fatigado de la mujer frente a él. Después se preguntó qué tan malvado había sido en su vida pasada para que todo se estuviera yendo a la mierda en esta nueva vida.

—Yongbok —Su abuela acarició su ceniza cabellera—. Yo hablé con él, y prometió cuidarte. Estaba pensando en que ambos podrían viajar a América, desaparecer de aquí.

El omega la observó con ojos suplicantes. ¿Eso era realmente posible? Extinguirse sería el mejor regalo brindado por su nana.

—¿Ellos lo permitirán? —preguntó bajándose del alfeizar de la ventana.

—Por supuesto que sí. Nosotros lo solicitaremos, ambos están rotos y no es bueno que se queden en esta asquerosa ciudad.

—¿Estás bien con regresar? —preguntó Félix una vez que hubo vuelto de sus recuerdos. Él estaba en el centro de la piscina techada.

El alfa había lidiado con demasiados arranques de cólera por parte del omega, estaba cansado y adolorido. Ni las múltiples noches que hubo pasado con el chico podían liberarlo de su tormentoso dolor. Él no dijo nada, solo se limitó a observarlo.

—No quiero regresar, esa ciudad me produce nauseas.

—Lo sé, hemos hablado anteriormente sobre esto. Pero, también sabes que es algo que sucedería tarde o temprano. Ambos necesitamos regresar y retomar nuestra vida.

Félix, quien aún estaba en el centro de alberca escupió un poco de agua. «¿Retomar mi vida?» se sumergió de nuevo y nadó hasta la profundidad del tanque, al llegar intentó sentarse con las piernas cruzadas sobre las baldosas. Al lograrlo cerró los ojos.

Cuando los abrió de nuevo —aún en las profundidades— observó tres siluetas masculinas que nadaban hacia él, eso lo asustó y buscó salir a la superficie inmediatamente. Cuando lo logró pudo ver al rubio, el cual seguía en el mismo sitio que antes.

—El avión no te va a esperar todo el día. Debemos irnos, todo ha sido empacado.

—Ve tú... dile a mi padre que puede venir por mí y descargar su arma favorita sobre mi cuerpo.