Cuando Félix salió del restaurante se encontró nuevamente con Oliver, este asintió y se acercó a él.
—¿Listo? —En la mano del chico descansaba una carpeta y una tablilla metálica— Si me lo permite, ahora lo llevaré a su oficina.
Yongbok, quien realizaba demasiado esfuerzo en concentrarse para no flaquear, lo siguió. Ambos subieron por un ascensor hasta el noveno piso.
Cuando se bajaron del elevador, el chico lo condujo por un pasillo que al final se transformaba en un espacio abierto con escritorios divididos por mamparas, también había una gran mesa de trabajo, donde algunos sujetos —desconocidos todos para Félix— parecían discutir algo.
—Sr. este piso pertenece a su empresa —dijo el elegante omega—. Su equipo al igual que yo estamos repartidos en diferentes áreas. Esta puerta es la entrada a su oficina.
Oliver lo guío por una gran puerta de caoba con acabados de acero. Al entrar, su asistente dejó sobre el magno escritorio la tablilla y la carpeta. Por su parte Félix observó el lugar.
Era una pieza sumamente grande. A lo largo y ancho estaba adornado de algunos muebles más bien minimalistas; el color de la gran habitación era una tenue combinación entre un gris claro, que posteriormente se convertía en blanco, y en que se degradaba en un azul terracota.
Félix sabía que esto era obra de su padre. Las paredes estaban bañadas de cuadros exquisitos de algún artista contemporáneo y en su escritorio descansaba una computadora de última generación. Detrás del escritorio, se alzaba una especie de mueble donde yacían innumerables carpetas de color negros, todas ellas tenían marcado un número en el lomo lateral. Félix observó los insumos de oficina y bajó la mirada.
Lo odiaba, claro que lo hacía. En su vida, nunca se hubo imaginado a él mismo siendo participe de esta clase de actividades. Jeongin era el indicado para este trabajo, él siempre había sido un desastre y nada que tuviera que ver con el negocio familiar era de su incumbencia.
—En esas carpetas están los índices de venta de cada año. Están por diferentes categorías y usted puede checar cualquiera —Oliver ofreció un poco de información, ya que vio cómo su nuevo jefe parecía perdido.
—La carpeta que dejaste sobre el escritorio, ¿es lo mismo?
—No. Su padre pidió que se revisen los números del último semestre. La empresa Lee Corporation en conjunto con la Torre Bang, desean empezar a comercializar en Asia occidental y parte de Europa la patente de dos de sus inhibidores —El joven tomó aire y continuó de forma suelta— El Sr. Lee, lleva algunos meses estudiando este plan de negocio; él dijo que usted dará el visto bueno para proceder.
—¿Trabajas para mí padre? —dijo el rubio mientras tomaba asiento en uno de los sillones de cuero negro que había al centro de la pieza.
—En realidad era asistente del Sr. Bang Chan. Pero ya que ambas empresas comenzaron a fusionarse hace algunos meses, mi jefe original me pidió apoyarlos en todo lo que ustedes necesitaran.
—¿De Christopher? No lo imaginé. —Yongbok miró al omega de ojos grises.
—Así es. El joven Bang es realmente amable —Oliver acunó estas palabras con bastante timidez. Sus mejillas se tornaron de un color rojizo, era obvio que el chico gustaba del alfa.
Félix no dijo nada ante esto. Solo recordó los golpes en los nudillos de Christopher, sus labios apretados en una mueca de frustración y sus ojos un tanto entornados. En realidad él lucía bastante atractivo de esa manera.
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【Paraísos artificiales】
Fanfiction𝐻𝓊𝒾𝓇... 𝓈𝒾𝑒𝓂𝓅𝓇𝑒 𝒹𝑒𝒷𝑒 𝒽𝓊𝒾𝓇. Su existencia no es más que la cáscara que sirve para alimentar otro cuerpo. Los omegas siempre son eso, o ¿no? Al menos eso es lo que él piensa. A veces la vida de diversas personas se entreteje crean...