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Este capítulo ha sido editado el 29/11/2023. Sus cambios no alteran el curso de la historia.

El omega de cabello castaño estaba algo desorientado. Se mordisqueó los labios tanto que el ligero sabor metálico se coló en su lengua, masajeó algunas veces su cuello y se discriminó por lo ocurrido anteriormente. Creyó —de forma estúpida—, que Lee Minho regresaría por él.

Ahora, tenía alrededor de media hora con el frio calando su pequeño cuerpo. Se debatía entre esperar afuera o adentro, sin embargo, se quedó todo el tiempo a las afueras del lugar, donde un sinfín de jóvenes seguían llegando para retorcer su mente y cuerpo al son de esas canciones electrizantes.

El joven con celular en mano llamó innumerables veces a su predestinado, pero después del décimo intento, el aviso de que el celular había muerto se escuchó. Jisung padecía de ansiedad, así que después de morder y acabar con sus uñas, siguieron sus labios. No obstante, no se percató del familiar alfa que se posó detrás de él, este tocó su hombro haciendo que se girara de inmediato y abrazara aquel majestuoso cuerpo.

Pero el olor no era el de Minho, era un olor conocido... el olor refrescante de la presencia marina, si debía ser sincero, le gustaba. Se separó de aquel templo y observó a los ojos a Bang Chan, era extraño verlo vestido tan informal, el alfa lucía unos jeans un tanto holgados y una sudadera negra. Su cabello —algo ondulado— estaba cubierto por una gorra negra y sus ojos parecían más pequeños de lo que realmente eran.

Christopher llevó su mano hasta la barbilla de Jisung y observó lo maltratado en sus labios.

—Te he dicho muchas veces que no hagas eso, no ganas nada.

El omega castaño reviró la mirada. Después volvió la vista a su amigo y lo escrutó en silencio.

—Lo siento, hyung —dijo frunciendo los labios.

—¿Qué sientes?

—El que te haya pedido venir por mí... siempre terminas cuidándome. Y claro, también por lo de Félix.

—Oh vamos... Puedes tener un predestinado, pero yo siempre te cuidaré —Chan lo abrazó.

Sin embargo, no respondió nada acerca del omega rubio, no había nada que responder. Si era objetivo, el que había irrumpido en esa extraña relación era él, no le gustaba saberse ese tipo se sujetos, pero era lo que tenía en la actualidad.

Se separó de su amigo y se lamió su labio inferior, después, volvió la vista hacia la entrada del lugar.

—Nunca he venido a un sitio como este, ¿vamos? —Tendió su tersa mano al omega. Quien lo miró con desaprobación. —Oh, vamos... no quiero regresar a casa. Además... escucha eso, la música es interesante —Levantó la comisura de sus labios, haciendo que la piel en sus mejillas se ahuecara formando así sus bellos hoyuelos.

Jisung sonrió ante la brillante sonrisa del alfa, tomó su mano y lo hiló hacia adentro.

Las luces neón en movimiento hicieron que Chan se emocionara de a poco. Él había sido sincero, ir a un sitio así de inmundo no estaba entre sus propias elecciones, pero en ese momento estaba radiante y muy curioso. Miró al tipo detrás de la tornamesa en el escenario, la multitud bailaba y se dejaba llevar por los sonidos eclécticos que se reproducían en los grandes parlantes; de ambos lados del escenario, había una especie de tarima circular más alta donde una mujer y un omega bailaban seductoramente. Las luces cambiaban entre el morado, el verde, el azul y el rojo.

«¿Qué es este lugar?» pensó él con el ceño fruncido. De repente el DJ en el escenario presentó a otra artista y en escena apareció una pequeña chica, vestía estrafalariamente y su rostro un tanto aniñado dotándola de una visión algo extraterrestre. El alfa se giró cuando sintió la mano de Jisung jalarlo hacia la muchedumbre.

【Paraísos artificiales】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora