Hyung... ¿me amas?
La mano de Hyunjin aplastó la cajetilla de cigarro que sostenía en su mano. Él era un estúpido, ¿enserio pensó que jamás se daría cuenta? La forma en que lo miraba como un maldito adorador de un culto, o como esas personas obsesionadas con una bella y extraña obra de arte. Recargó su cabeza en el asiento y respiró pausadamente un par de veces, se sentía inexorablemente culpable de ser quien era, de hacer lo que hacía... cerró los ojos recriminándose toda aquella situación.
¿Qué es una mala decisión y cuándo uno se da cuenta de que lo es? La presión mutilaba su maltrecho cuerpo. Una parte de él, suponía que a causa del engaño para su predestinado, ¿él había cometido traición? Otra parte de su culpa se hallaba en Yongbok, amarlo durante tanto tiempo le había producido escamas en su interior; no quería, en serio no quería tener que mirarlo a los ojos y aceptar sus irrisorios sentimientos.
Abrió sus casi dorados ojos y observó la cajetilla hecha trizas en su mano. Tiras de tabaco estaban esparcidas sobre él y el asiento de su auto. Ese día por la mañana, uno de los subordinados lo transportaba en una camioneta blindada perteneciente al Blue hat. En cuanto se subió le pidió un cigarrillo al gánster que manejaba, sin embargo, no puedo controlarse; estaba tan molesto y tan cansado. ¿Era un hombre ruin? Oh, claro que lo era, su hermoso novio debía estar retorciéndose en su tumba por las tonterías que él llevaba a cabo día con día.
Miró los edificios frente a él. Recordó No lesson y la forma en que el omega rubio daba instrucciones como un loco.
—Ju-hi... aprieta un poco más —inquirió al beta, después se giró hacia Akiho—. Con más velocidad. ¿Podemos hacerlo de nuevo?
Y ahí iban de nuevo a deshacerse entre notas altas y distorsionadas.
—Ellos son geniales —dijo con asombro Innie.
—Lo son.
Más tarde la lluvia cayendo a cantaros y él sintiendo el agua sobre toda su existencia, invitó varias veces al omega para que se le uniera; para él, Félix era calidez, era como una llama que nunca se extinguiría, ansiaba besarlo bajo la lluvia y transmitirle todo el sentimiento oprimido en su pecho.
El omega sonrió y se negó, él presionó más... él esperaría toda la vida si fuera necesario. No obstante, el destino le hubo bendecido con el regalo más grande, el regalo de los afortunados; su predestinado salió de la iglesia y corrió a su encuentro, este lo abrazó y besó pasionalmente, solo como Innie sabía hacerlo. Y para él fue irresistible imaginar que ese beso sucedía con el joven rubio a metros de distancia, cuando sus miradas se encontraron su estómago se anudó y no puedo evitar besar los labios de Jeongin con más insistencia.
—Hemos llegado.
Hyunjin miró a su alrededor y vio la camioneta estacionada dentro del complejo perteneciente a su familia, su puerta fue abierta y él salió abrochándose la cazadora que llevaba. Siempre le gustó vestir bien, para nadie era un secreto que él y su prometido eran amantes de la ropa de marca. Siempre lucían elegantes y refinados, haciéndolos parecer la pareja perfecta.
—Joven Hwang.
Saludó uno de sus subordinados, enseguida otro se puso a su lado y le indicó el camino a seguir. Le habló acerca de las últimas noticias de la familia, sobre el armamento que fue recuperado y sobre los gánster que los habían atacado anteriormente. Hyunjin asentía de tanto en tanto mientras giraba en su mano su encendedor de gas.
—¿Mi padre está en el pabellón principal?
—No joven, él dijo que ambos tomarían el desayuno en el recinto privado.
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【Paraísos artificiales】
Fanfic𝐻𝓊𝒾𝓇... 𝓈𝒾𝑒𝓂𝓅𝓇𝑒 𝒹𝑒𝒷𝑒 𝒽𝓊𝒾𝓇. Su existencia no es más que la cáscara que sirve para alimentar otro cuerpo. Los omegas siempre son eso, o ¿no? Al menos eso es lo que él piensa. A veces la vida de diversas personas se entreteje crean...