II

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La noche fue bastante tranquila, algún vecino se asomaba por las calles para pasear al perro o jugar con los niños, lo extraño eran los horarios, en España a las doce, una de la mañana incluso más, hay gente por la calle, aquí no, a las siete ya casi era de noche y la gente se metía en casa para cenar a las ocho o siete y media, me llama la atención la verdad, y más en los ángeles. Me desperté a las seis porque Sheline el día anterior me dejó bien claro los horarios, y que si buscaba trabajo, era mejor a primera hora, asi que, eso hago. Ducharme, desayunar un café odiando mi vida mientras miro las noticias, vestirme e irme.

Comencé a caminar y a caminar por una extensa calle que parecía no tener fin, aquí van a todos los sitios en coche por todo y digo TODO está muy lejos, yo no tengo carnet, así que no sé si podéis imaginar el cansancio físico que fue llegar a la ciudad, más algún que otro pitido ya que tuve que ir por la carretera.

He llegado y esto es más bonito aún, todo está lleno de grandes edificios con carteles luminosos para llamar la atención, o, simplemente para darse a conocer. La gente que camina pasa de absolutamente todo, van a su royo con sus cascos y sus móviles en las manos como si el resto del mundo diera igual.

Por supuesto voy con el GPS, si no... Ya estaría en vete a saber dónde. La primera tienda que me encuentro a mi izquierda es de música, entro y le entrego mi CV a un chaval que aparenta menos años que yo, el me sonríe y me mira de arriba abajo.

—No eres de por aquí eh. —Sonrie. Niego y mantengo la mirada. —¿Hablas bien inglés? —Vuelvo a negar.

—Pero me defiendo bien.
Sueno súper desesperada.

—Se lo daré al jefe pero él prefiere otro tipo de personas... —Lo deja caer como si yo fuese un despojo.

—Soy española, unión europea y esas cosas. —Estoy enfadada.

—¿El tercer mundo?

Aprieto el puño lo más que puedo contra mi. —Mira chaval si no sabes ni que es un mapa mundi, no es mi problema, en vez de utilizar Google para pajearte, deberías utilizarlo para aprender, y quizás así te podrías meter con la gente con cierta sabiduría. —No me molestaba lo del tercer mundo, hay muchos países que necesitan ayuda, y es por culpa de sus políticos, pero reírse de ellos de esa forma? De la gente que no tiene dinero... Me parece caer muy bajo.

Prefiero irme que escuchar su respuesta, seguramente fuese algo como yo soy más que tú, me llama la atención que exista gente así, seamos sinceros; es ridículo que un tío que no es nadie se meta con gente que tampoco lo es, no se, yo pondría más energía en los políticos, en los millonarios, que en gente que lucha cada día por dar de comer a sus hijos, y más siendo, parte de esa sociedad.

Sigo caminando, hace calor, de hecho hace un bochorno que tira para detrás, pero parecen estar acostumbrados, nadie se queja, solo yo que voy que parece que me pesa la vida. A mi derecha visualizo una cafetería, estilo sturbacks pero de otra marca, voy para allá, necesito trabajo con urgencia, no puedo permitirme no ganar dinero.

Entro, observando la gran cola que hay para pedir. Dos chicas cogen los pedidos como si no hubiese un mañana, y otra los hace a full, súper deprisa. Así hasta que por fin me toca a mí.

—Hola. —Sonrie ampliamente. —Mira estoy buscando trabajo, este es mi CV.

La chica lo mira sin borrar la sonrisa.

—¿Que tal el inglés Meryem? —Su voz es dulce y cercana.

—Bien, ahí voy, entiendo más de lo que hablo, la verdad. —Sonrio con algo de pena, se lo que dirá.

—Bueno, no es problema, que te hablen más despacio y ya está. —Coge una servilleta y escribe en ella mi número. —Para que no estés esperando, déjame que me desahaga de todos los clientes y te llamo. —Asiento.

—Pensaba que me dirías algo... Diferente la verdad.

—¿Porque?

—Por que he ido a la tienda de música de aquí al lado y el chaval ha sido un gilipollas sinceramente y sin faltar.

La chica niega. —Bueno siempre hay gilipollas que se creen más que los demás, en nuestro caso, y por mi parte eres igual, así que no te preocupes, te prometo que más tarde te llamo.

Asiento. La chica ha sido súper maja, me ha sorprendido su actitud y la cara de rabia que ha puesto cuando le he dicho lo del chico, ha sido una cara de... "¿Porque habrá gente así?" Salgo con otros cuantos CV, los que me van quedando mejor dicho y camino por la calle, es lo que más me gusta en verdad, observar un nuevo mundo. 

—¡JODER, MIERDA QUE DAÑO! —Me han tirado al suelo, y he parado la caída con los codos, siento como mis brazos tiemblan por el impacto, y como mi cabeza da un poco de vueltas.

—Lo siento, lo siento muchísimo, no te he visto, déjame que te ayude. —El sol pega de frente a mi, no veo quien es, pero niego enfadada y me levanto. —Lo siento de verdad. —Habla tan rápido que apenas la entiendo, ya me cuesta bastante entender despacio el inglés, imagina a toda leche.

Alzó la vista un momento para encarar a quien me ha tirado, pero, me quedo bloqueada en cuanto mis ojos se encuentran con los suyos, me quedó tan bloqueada que apenas se respirar, creo que a mi cuerpo se le ha olvidado. Ella quita la mirada y me mira los brazos.

—Madre mía estás sangrando. —No entiendo nada de lo que dice, pero lo deduzco porque está pálida.

No consigo hablar, estoy en off, ella aprovechando y preocupado sigue mirandome los brazos sacando un pañuelo que lleva al codo derecho.

-¡Ah! —Grito asustando la

—Lo siento, intento no hacerte daño.

Esta muy preocupada, porque me ha dado bastante fuerte, pero está tan sumergida en curarme que no sea dado cuenta que no puedo ni respirar al tenerla tan cerca, que estoy tan bloqueada que no puedo ni hablar.

—Siento mucho las heridas, si me lo permites puedo pedía agua en la cafetería, o ir a la farmacia a coger algo para curarte.

—No, no hace falta. —Es lo único que consigo expresar.

Ella me mira dudosa. —Mi nombres es...

—Se quién eres. —Ella se sorprende. —Veía Supergirl por ti. —Retira la mirada con cierta resignación, me la devuelve y sonríe con algo de cansancio.

—En fin no te preocupes estoy bien, me duele, pero estoy bien. —Hay un silencio que no se identificar, no sé si es bueno o malo, solo se que ella me está mirando, y de una forma que me están dando ganas de salir corriendo. —Bueno ha sido un placer Katie, te deseo un buen día. —Ella se extraña al instante, creo que he dicho algo mal, pero sigo caminando como si nada.

—Espera. —Oigo antes de seguir caminando. —¿No eres americana?

Niego. —Soy española. —Sonrie y sonrió.

—¿Me dices tu nombre? Tu sabes el mío, y yo de ti ni como llamarte.

—Voy con ventaja. —Se ríe. —Me llamo Meryem. —Sonrie dándome la mano, la cual cojo sin duda. Su piel es cálida y suave, tan suave que me supone casi un problema soltarla.

 Su piel es cálida y suave, tan suave que me supone casi un problema soltarla

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𝑺𝒊𝒏 𝒒𝒖𝒆𝒓𝒆𝒓 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora