XIV

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Sus manos viajaron por mi espalda. Agarraban con fuerza la piel que fría como la nieve, eriza por sus dedos que caminaban por esta acariciando mi columna. Sonreía en mis labios, sin embargo cuando descansaba y dejaba de besarme, no quitaba sus ojos de los míos.

—Puedo parar.
Su voz sonaba dulce. Negué. —No puedes estar segura tan rápido.

—Quizás no se trate de estar, si no de quien.

Aún así, Katie retiró sus manos. Besó mis labios de nuevo y con un gesto muy dulce, me arrastró hasta mi posición en la cama. Me dio un dulce beso en la frente y se tumbó conmigo.

—No quiero que sea así, date tiempo, está claro que las dos nos atraemos, pero quiero que lo llevemos con calma.
Acarició mi rostro. —Créeme las cosas de palacio van despacio. —Sonrió.

Me resistí, no pude besarla, pero sí moverme para dejarle el suficiente espacio. Ella miró, se resignó y sonrió. Se deslizó por las sábanas hasta llegar a mi, abrazo mi espalda y besó mi mejilla.

—Dulces sueños.

Jhose volvió a la ciudad, mejor dicho al centro, esta mañana me ha llamado y confirmado, que esta tarde hablemos con Natasha

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Jhose volvió a la ciudad, mejor dicho al centro, esta mañana me ha llamado y confirmado, que esta tarde hablemos con Natasha. Katie ya se había ido. Me dejó una nota escrita en la nevera.
"Me encantaría recogerte por la tarde y presentarte mi mundo, y si, también a mis compañeros. He hecho el desayuno, como sé que los españoles eso de comer huevo y bacon por la mañana, lo lleváis bastante mal, te he hecho tortitas. Xoxo."
Sonreí, su letra era increíble, pero más aún el hecho de ver algo así en mi propia casa, eso sí que me dejaba sin pensar.

Como el día lo tenia libre y Katie se había llevado a Oisin no tenía mucho que hacer, más que limpiar la casa, recoger mi ropa, sacar el lavavajillas, recoger mis platos ya que la morena había recogido el resto, y, ir a comprar, vamos cosas de casa.

Jhose: hey ¿me paso por allí?

Maryem: okey

Jhose: ¿has hablado con Natasha?

"Mierda" lo más importante se me había olvidado por completo, tenía que llamar a Natasha.

Jhose: se te ha olvidado... no importa te recogo y vamos para allá.

Me vestí rápidamente, todavía llevaba el pijama, por suerte había dejado todo recogido, esta noche creo que vendrá Katie, tiene que ver todo bien. Espera a Jhose que no tardo mucho en llegar, y que como siempre, me inundó en sus brazos como ese hermano mayor, que nunca tuve. Estaba muy moreno, pero se le notaba descansando, más, calmado.

—Vamos a hablar con Natasha.
Asentí. Camine junto a él hasta llegar al coche. —¿Que tal con Katie?

—Bien...
Me daba vergüenza hablar de ella.

—Ya, mi hermano me ha dicho que sois inseparables, que bonito.
Me puso ojitos. —Además me dijiste que seguía en tu casa... —Movió las cejas con complicidad.

𝑺𝒊𝒏 𝒒𝒖𝒆𝒓𝒆𝒓 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora