Me separé para mirarla. Su pelo negro y liso estaba completamente suelto, descansando en sus hombros. Llevaba una camiseta blanca que la hacía más pálida, y unos vaqueros azules que se apoyaban en unas deportivas nike color negro y blanco. Estaba preciosa la verdad, incluso con su ropa común y ya desmaquillada. Sonreí al mirarla. Ella entonces se miró de arriba a bajo y me levantó una ceja.
—¿Bien con las vistas?
Musitó. Asentí levemente cogiendo la parte de baja de su camiseta para enrrollar mis dedos en esta. —Tengo lo que queda de día libre, podríamos hacer algo.Cada vez que hablaba su respiración chocaba contra mi piel, me encantaba la verdad porque era una sensación de tranquilidad inmensa, ya no tenía que fingir o alejarla, solo tenía que disfrutar de ella. De su contacto y delicadeza para conmigo, de sus manos al acariciar mi rostro.
—Vale. —Sonreí. —¿Que hacemos?
—Bueno puedo hacerte de guía turista.
—Uh. ¡Si! Quiero ir a la playa aunque ya la he visto pero seguro que algo me he perdido. —Lo expresé tan animada que Katie se rio y asintió.
—Vale pues vamos, bueno primero voy a recoger a Oisin y luego ya nos vamos para allá. –Asentí. Ella me dio un beso en la frente y se fue.
Estaba muy a gusto con ella la verdad, era eso. Un sueño, de verdad que si, sin exagerar ella era delicada, dulce pero segura de sí misma, aunque muchas veces se notaba de sobra su nerviosismo. Era evidente, yo no había pensando en las consecuencias y ella por lo que se veía tampoco, incluso delante de Pascal y de Natasha tuvo ciertos acercamientos, le doy igual estar en la calle y que nos viera todo el mundo, probablemente de ahí su nerviosismo y cuidado conmigo.
—¿Nos vamos?
Apareció sin avisar, como yo estaba de espaldas a la puerta pensando en mis cosas no me di cuenta de su presencia hasta que sus labios se posaron en mi cabeza. Me giré y dije mis ojos en los suyos. Ella sonreía ampliamente, estaba increíble, de forma indescriptible. —¿Y bien? —Asentí. —Pues vamos.Me tendió el brazo al cual me agarré, Oisin iba a mi lado ya que le quite la correa de las manos, algo que a Katie le gusto. Caminamos por la calle así agarradas sin que nada importara. La gente a veces nos miraba, aunque creo, que más bien era porque la reconocían, pese a ir con unas gafas de aviador, y una coleta echa por un ser humano y no una peluquera profesional, pese a llevar ropa normal. La reconocían, la miraban y sonreían, incluso la saludaban. Otros se extrañaban al ir una persona no conocida agarrada a su brazo. Me solté de golpe bajo su extrañeza, como excusa cojo a Oisin con las dos manos. Sonrió algo extrañada.
Llegamos a la playa y caminamos por allí por un buen rato, luego después de mojarnos los pies y jugar un poco con Oisin fuimos al muelle donde estaba la famosa noria junto con muchos puestos de comida, juegos y juguetes o recuerdos. Me senté en un banco poco iluminado que se adornaba por cuatro plantas muy bien cuidadas, Katie me siguió.
—Katie... la gente nos mira.
De echo mucha gente se paraba frente a nosotras para mirarla.—Ignórales, hoy es para ti para mi.
Se acercó un poco hasta que su mano izquierda rozó mi pierna. —Siempre estarán ahí, lo único que puedo decirte es que confíes en mi.—Ya pero lo que ha dicho Natasha...
Katie me cogió la mano con la que acariciaba a Oisin, se acercó lentamente y con la mano libre me quitó un mechón que puso tras mi oreja. Sus dulces labios besaron mi frente y pude notar como su respiración chocaba contra mi piel y como su nerviosismo se hacía presente.
—No tienes que pensar en lo que ha dicho Natasha, lo que hagamos es cosa nuestra. —Déjalo salir el aire que había exhalado. —Como dije he estado con alguna, dos quizás, pero no llegaba a congeniar del todo, quiero decir tengo cuarenta años, sin hijos, tampoco estoy casa obviamente. —Dejó de mirarme para mirar la madera del muelle. —Y llegas tú, sin querer, nos encontramos de casualidad, te tire al suelo y me sentí fatal, eres tan chiquitita físicamente que pensé que había sido grave.
—Ja.
Gruñí. Ella sonrió.—Y ahora trabajaremos juntas para tus libros y promociones, y créeme que nada en el mundo le apetece más que esto; primero porque creo que lo mereces, segundo porque eres de esas personas que quitan el aliento por ser como son aquí. —Señaló mi cabeza. —Y tercero porque es tu sueño y escribes genial para ello, y pienso estar a tu lado en ello, quiero hacerlo, pero antes quiero hacerte una pregunta que me come por dentro. —Asentí para que siguiera. —¿Que edad tienes? La verdad.
—Mmm... algunos menos que tú. —Negó levemente y profundizó en mis ojos. —28
Abrió los ojos tanto que casi se salieron de sus órbitas, respiró profundamente y asiento levemente. La verdad notaba como estaba de nerviosa y no sabía hasta qué punto era bueno. Paso su brazo por detrás de mis hombros y me abrazo a ella.
—Está claro que eres muchísimo más joven que yo.
Asentí. —¿Estas segura de que te gusto Maryem? —Asentí acercándome un poco casi rozando sus labios.Katie acarició mi pómulo me agarró un poco de la nuca sin ser nada agresiva o dominante y acercó nuestros labios. Un beso tan dulce como deseado, un beso que se tornaba a tierno como si quisiera decirme muchas cosas y yo a ella. Un beso que me hizo no querer separarme en ningún momento si no intensificarlo pidiendo permiso con mi lengua. Sentí como su sonrisa se asomaba con ese pequeño gesto que hizo que ella intensificara más el beso.
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𝑺𝒊𝒏 𝒒𝒖𝒆𝒓𝒆𝒓
Teen FictionTodo ocurrió sin querer, no fue nada que me imaginará jamás, mucho menos con ella, era prácticamente imposible, vivíamos en mundos diferentes, incluso, el idioma era un problema. Y aún así, su leve sonrisa iluminada por los rayos del sol, fue más q...